En medio del apagón más largo en la historia de Venezuela, la lucha por el poder en ese país se libra entre el apoyo militar al líder chavista Nicolás Maduro y el vasto respaldo internacional al presidente encargado del país, Juan Guaidó. 

Su desenlace es incierto, pero en cada escenario la Fuerza Armada asoma como fiel de la balanza. Guaidó, reconocido como tal por más de 50 países liderados por Estados Unidos, logró que las autoridades no se atrevieran a detenerlo al volver a Venezuela, tras burlar una prohibición de salida del país, pero la batalla sigue.

Aquí los rumbos que, según analistas, podría tomar la crisis.

Presión hasta el colapso

Guaidó, con un fuertísimo apoyo popular e internacional, retornó tras fracasar en su intento por ingresar las donaciones de Estados Unidos en alimentos y medicinas por la frontera con Colombia, lo que hubiera representado un ejercicio de poder inaceptable para Maduro.

A su vuelta prometió intensificar las protestas y el cerco diplomático al mandatario socialista, para lo cual se plantea huelgas en el sector público y pide a la Unión Europea endurecer las sanciones al gobierno.

Esa presión podría llevar a altos mandos militares a abrazar a Guaidó y "colapsar al régimen, allanando el camino para una transición con elecciones. Hasta ahora hay pocas señales de que esté sucediendo, pero es posible", dijo Michael Shifter, de Diálogo Interamericano, basado en Washington.

Sin embargo, las sanciones de Donald Trump para asfixiar a Maduro, incluido un embargo petrolero, agravarían las ya duras condiciones de la población "antes de provocar el colapso del gobierno y en algún momento contaminar la imagen" de Guaidó, advierte el analista venezolano y director de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León. Politólogos como Luis Salamanca creen que Maduro apuesta por el "desgaste" de Guaidó.

Negociación político-militar

Maduro tiene una aprobación de solo 14%, según Datanálisis, pero mantiene la lealtad de la cúpula militar, por lo que Guaidó busca quebrar ese vínculo.

Para ello ofrece una amnistía a quienes abandonen a Maduro, excluyendo a los acusados de delitos de lesa humanidad. Algunos expertos la tildan de vaga. Guaidó asegura que unos 700 militares y policías han desconocido a Maduro en las últimas semanas, ninguno del alto mando.

Un quiebre en la cúpula demandaría negociaciones con "garantías específicas" para los mandos implicados en corrupción y violaciones de derechos humanos, y que tienen amplios intereses económicos.

"La transición (así) tomaría más tiempo, pero aumentaría la probabilidad de que no sea violenta", según Shifter.

León opina que los militares temen ser aplastados por un nuevo gobierno o fracasar en una rebelión contra Maduro, por lo que una ruptura "requiere una difícil amnistía, no genérica, sino negociada cara a cara". Eso podría conducir a un "cogobierno en el que los militares preserven el control de su fuerza como garantía de autoprotección", añade.

Golpe o invasión

Un tercer escenario apunta a que los militares den la espalda a Maduro y organicen elecciones, pero también puede ser un golpe de Estado tradicional, según Shifter.

"El escenario de una intervención militar, liderada por Estados Unidos, parece cada vez menos probable, pero no se puede descartar, dependiendo de cómo se desarrolle la situación", advierte este analista.

Aunque Guaidó le pidió considerar todas las opciones, el Grupo de Lima, bloque de países que reconoce al opositor, descartó una solución por la fuerza.

Sin embargo, para Diego Moya-Ocampos, del IHS Markit (Londres), la invasión "sigue estando sobre la mesa por la magnitud y escala de la crisis humanitaria y ante la posibilidad de que Maduro pueda atacar a Guaidó o al Parlamento" de mayoría opositora.

Una intervención, empero, también podría desatar una violencia anárquica con participación de escuadrones afectos al gobierno, como ocurrió durante el fallido ingreso de las donaciones, apunta León.

Un conflicto regional, con intervención de guerrilleros colombianos que se mueven en la frontera, tampoco se puede descartar, estima Shifter. "En el lado de los motivadores a que ocurra una acción más dura hay que poner el compromiso de Trump en resolver este problema antes de las elecciones y garantizar su reelección (en 2020).

Y eso hace pensar que cualquier cosa puede pasar menos mantener el statu quo", observa el director de Datanálisis.

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