Una casa rosada decorada con dos emoticones gigantes con pestañas postizas y la boca cerrada por una cremallera: así culminó una extraña disputa en un vecindario del pequeño pueblo de Manhattan Beach, al sur de Los Ángeles.

Manhattan Beach decidió hace unos años prohibir el alquiler de viviendas por menos de 30 días. A pesar de ello, la propietaria de una casa en la calle 39 de esta ciudad de California colocó su vivienda, ubicada a tiro de piedra de la playa, en el circuito de AirBnB.

Desafortunadamente, Kathryn Kidd fue denunciada ante los servicios municipales por un grupo de vecinos y sentenciada en mayo pasado a pagar una multa de 4 mil dólares.

Unas semanas después, la casa de la discordia fue pintada de rosa y su fachada decorada con dos grandes emoticones amarillos.

Uno pone los ojos en blanco, con la lengua colgando, como si se tratara de una persona que está delirando; el otro tiene la boca cerrada por una cremallera: un sesgo estético audaz que molesta a muchos vecinos, sobre todo a aquellos que se sienten directamente atacados por los "emojis".

Este es el caso, por ejemplo, de Susan Wieland, que forma parte del grupo de residentes que denunció a su vecina y que llevaba pestañas postizas cuando conoció a Kathryn Kidd. Ésta última aseguró que el nuevo aspecto de su "casa alegre" sólo tiene la intención de animar al vecindario.

"Acá todo el mundo está triste, deprimido, siempre están preocupados por los asuntos de los demás. Quería enviar un mensaje de alegría, colorido y positivo", dijo Kidd al sitio web EasyReaderNews, negando que hubiera pretendido representar a Susan Wieland.

Varios residentes locales, enojados, presentaron esta semana el asunto ante el ayuntamiento para exigir que la fachada de la casa sea nuevamente pintada en tonos más neutros.

Las autoridades locales analizarán las normas urbanísticas vigentes para determinar si la demanda es viable.

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