Londres.— Con la promesa de que hará realidad la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE), el premier Boris Johnson llega hoy a la cita de las elecciones parlamentarias con aparente ventaja frente a la oposición laborista.

Sondeos como los realizados por firmas como YouGov otorgan a los Conservadores 10 puntos por delante del Partido Laborista encabezado por Jeremy Corbyn; aunque en términos de escaños en la Cámara de los Comunes, la mayoría que teóricamente obtendría Johnson se ha acortado, de una confortable a una estrecha, de 68 a 28; sin embargo, en Reino Unido está demostrado que al margen del clima, no hay nada más impredecible que los resultados en las urnas.

Las encuestadoras anticiparon en 2015 una final de fotografía entre la estrella ascendente laborista Ed Miliband y el premier David Cameron. Al final este último ganó por paliza.

Al año siguiente, nadie pronosticó que los británicos dirían sí a la retirada de su país de la UE, mientras que en 2017, Theresa May convocó elecciones anticipadas convencida de que la legitimarían como primera ministra, pero terminó perdiendo la mayoría parlamentaria.

“En las últimas tres convocatorias las encuestas fallaron en Reino Unido: en 2015 subestimaron a los Conservadores, en 2016 a la campaña de la retirada y en 2017 a Jeremy Corbyn”, dice a este diario Alan Wager, investigador asociado del think tank UK in a Changing Europe.

“Un pequeño error en esta ocasión y lo que parece como un gran triunfo para Boris Johnson podría terminar en un Parlamento sin mayoría o con Jeremy Corbyn como primer ministro”, declara.

Lynn Bennie, profesora de ciencias políticas de la Universidad de Aberdeen, comparte el análisis: estos comicios aún no están amarrados.

Si bien la incertidumbre se debe a errores previos en las encuestas, sostiene que en el fondo el principal problema parece ser el pedirle a un electorado altamente insatisfecho e impredecible votar en diciembre.

La época del año en sí misma añade volatilidad al proceso. Son las primeras elecciones en diciembre desde 1923 y la lluvia prevista por todo el país, la nieve en zonas montañosas y los intensos vientos en el sur, de acuerdo con la Oficina de Meteorología (Met Office), podrían influir en el ánimo del ciudadano y la decisión de salir o no a votar.

“Si bien los conservadores han estado por delante en las encuestas, la confianza en la clase política ha brillado por su ausencia”, sostiene Bennie en entrevista con EL UNIVERSAL.

“Elecciones en diciembre, combinadas con la desilusión generalizada, sugieren que la participación probablemente disminuirá un poco, pero sabemos que cuando las elecciones se perciben como importantes, los votantes tienden a participar”, sostiene la experta en partidos políticos.

Cuando se trata de edades, indica que el mayor desafío será movilizar a los jóvenes para que salgan a votar.

Miden fuerza

El premier británico convocó a elecciones anticipadas con la esperanza de obtener una mayoría parlamentaria lo suficientemente cómoda para sacar adelante su plan de Brexit negociado con la Unión Europea.

Queda por ver si las promesas incumplidas no terminan pasándole factura, por ejemplo, afirmó que preferiría morir en una zanja antes que pedir a la Unión Europea una nueva prórroga. Al verse paralizado en los comunes, solicitó posponer la salida, del 31 de octubre al 31 de enero.

De acuerdo con YouGov, sólo 17% de los ciudadanos piensa que el gobierno ha gestionado correctamente la retirada de Londres de la comunidad europea.

Los laboristas intentan recuperar el poder. Gordon Brown fue el último en hospedarse en el 10 de Downing Street, hasta 2010. En los comicios de 2017, el denominado fenómeno Corbyn devolvió fuerza a los laboristas, a pesar de no contar con el apoyo total de su partido durante la campaña.

La falta de definición frente al Brexit, su simpatía por Palestina así como los temores sobre el futuro de la economía parecen ser sus mayores adversarios.

“No quiero interferir en elecciones internas, pero personalmente espero que no sea electo, con toda esta ola de antisemitismo… espero que la otra parte gane”, declaró recientemente Israel Katz, ministro israelí de Exteriores.

Tanto Johnson como Corbyn insisten en que la elección que hagan hoy los británicos, “será la más importante en generaciones”.

Los Demócratas Liberales de Jo Swinson han tratado de colocarse como el refugio del voto táctico para contener a las dos fuerzas más grandes. Están apostando a la familia, los estudiantes y a la bandera de que son la opción para la permanecer en la UE, pero la retórica de Swinson parece haber perdido aire a lo largo de las cinco semanas de campaña: los pronósticos han pasado de 20% a cerca de 13%.

En Escocia, los nacionalistas de Nicola Sturgeon, con 35 parlamentarios en la actualidad, prevén mejorar considerablemente con respecto a 2017, particularmente en detrimento de los conservadores.

En tanto que en Irlanda del Norte, los unionistas (DUP), que retiraron su apoyo a Johnson en protesta por suscribir un acuerdo que los dejaría anclados a la UE tras el Brexit, difícilmente conservarán sus 10 escaños. El Sinn Fein, abstencionistas en el Parlamento, y los nacionalistas del Partido Socialdemócrata Laborista, prevén aprovechar el enrarecido ambiente que se vive en Westminster.

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