La carta del papa Francisco a Nicolás Maduro era una comunicación privada, pero parte de la misma se filtró y ha suscitado todo tipo de interpretaciones.
El diario italiano Corriere della Sera publicó un extracto de la misiva que el pontífice le había dirigido a Maduro el pasado 7 de febrero, según informa el rotativo, en respuesta a una nueva petición del mandatario venezolano al Vaticano para que acepte mediar con la oposición en el contexto de la crisis política que sacude Venezuela.
Al menos en el contenido difundido de la carta, el Papa evita comprometer al Vaticano en un hipotético proceso de diálogo que la oposición venezolana ha rechazado con el argumento de que Maduro solo busca ganar tiempo y ya en anteriores procesos incumplió los compromisos adquiridos.
De hecho, en su carta de dos folios y medio, Francisco recuerda que ya hubo intentos "para tratar de encontrar una salida a la crisis venezolana" y que "desafortunadamente, todos fueron interrumpidos porque lo que se había acordado en las reuniones no fue seguido por gestos concretos para implementar los acuerdos".
Francisco se refiere al proceso negociador llevado a cabo en República Dominicana, que terminó sin éxito pese a los esfuerzos de la diplomacia vaticana y otros mediadores, y de cuyo fracaso se culpan mutuamente gobierno y oposición.
El Papa le recuerda a Maduro que "la Santa Sede indicó claramente cuáles eran las condiciones para que el diálogo fuera posible".
Maduro ha hecho reiterados llamados a la negociación desde que el pasado 23 de enero Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, se juramentó como "presidente interino" de Venezuela.
Guaidó ha sido desde entonces reconocido como legítimo jefe del estado por más de 40 países, entre ellos Estados Unidos, la mayoría de los de América Latina y los de mayor peso de la Unión Europea.
A Maduro lo apoyan, entre otros, China y Rusia, así como México y Bolivia.
"Tendríamos que ir con dolor a defender el derecho de nuestro país a existir', dijo.
En esa escalada de tensión, Bergoglio pide "evitar cualquier derramamiento de sangre".
Otro aspecto que llamó la atención en la carta del Papa es que, además, dirige su escrito al "excelentísimo señor" Maduro y no se refiere a él, al menos en la parte que se ha hecho pública, como presidente.
La misiva y su filtración se producen en un momento en el que el Papa recibe críticas de los detractores de Maduro, tanto dentro como fuera de Venezuela, por su supuesta tibieza y falta de compromiso con la causa de los derechos humanos en el país sudamericano.
Sobre todo desde que el pasado 8 de febrero el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, describió como "neutralidad positiva" la actitud de la Santa Sede en la crisis venezolana, un concepto que muchos dentro del antichavismo no entendieron.
La Iglesia católica venezolana, especialmente su Conferencia Episcopal, que reúne a los obispos, ha sido mucho más crítica con el gobierno de Maduro y sus políticas.
En un reciente comunicado reclamó, como hace la oposición, "elecciones libres y legítimas para retomar el rumbo democrático" y calificó de "dramática" la situación en el país.
Los obispos también han condenado "la creciente represión" por parte de los organismos de la seguridad del Estado y pedido que se autorice el ingreso de la "ayuda humanitaria" en el país.
Todo, en línea con los planteamientos expresados por Guaidó y sus seguidores.
Ese alineamiento se hizo visible en el último congreso de la plataforma opositora Frente Amplio, celebrado el pasado mes de noviembre, en el que participaron destacados representantes de la jerarquía eclesiástica venezolana.
Todo ello ha permitido que el dirigente del partido opositor Primero Justicia, Julio Borges, afincado en Colombia y a quien Maduro ha acusado de ser el cerebro del atentado en su contra del pasado agosto, afirmara que "la Iglesia venezolana, con sus obispos, trabaja activamente por que Maduro salga del poder".
El vocabulario y los mensajes del Vaticano sobre el conflicto venezolano han sido hasta ahora mucho más prudentes que los de sus más altos pastores en el país.
La carta del Papa y su filtración podrían ser la primera señal de que algo está cambiando.