Reino Unido y la Unión Europea lograron un acuerdo preliminar sobre la salida británica del bloque continental que incluye una solución al espinoso tema de la frontera con Irlanda, informaron el martes medios de comunicación británicos e irlandeses.
La emisora irlandesa RTE reportó que las partes acordaron mantener esa frontera libre de puestos de aduana y otros obstáculos.
La prensa británica dijo que el gabinete del país analizará la propuesta en una reunión especial el miércoles. Downing St. no confirmó la noticia de inmediato.
Un ministro de la primera ministra británica Theresa May había dicho horas antes que “quedan algunos temas por resolver” y que Gran Bretaña y la Unión Europea estaban muy cerca de cerrar un acuerdo.
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Es “posible pero no del todo claro” que las dos partes puedan cerrar el pacto esta semana, señaló David Lidington, ministro del Gabinete, un cargo equivalente al de viceprimer ministro.
"Todavía no estamos del todo ahí. Esta ha sido siempre una negociación extremadamente difícil, extremadamente compleja, pero ahora lo tenemos al alcance de la mano", dijo Lidington a la BBC.
El gobierno de May se reunió el martes para conocer el estado del proceso, con la primera ministra bajo la presión de los ministros proBrexit para que no haga más concesiones a la UE.
May dijo el lunes por la noche que las negociaciones se acercaban al “final” pero que no firmará un "pacto a cualquier costo”.
Londres quiere concluir el acuerdo este otoño para que el parlamento tenga tiempo de votarlo antes de que se haga oficial la salida del país del bloque el próximo 29 de marzo. El Parlamento Europeo también debe dar el visto bueno a cualquier pacto que se alcance.
Los negociadores alargaron su reunión del lunes hasta avanzada la noche en Bruselas en un intento por cerrar los asuntos pendientes del acuerdo.
Las diferencias entre Gran Bretaña y Bruselas siguen centradas en cómo garantizar que la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda sigue abierta tras el Brexit.
Las dos partes trabajan en una propuesta de solución que incluiría un acuerdo aduanero común entre Gran Bretaña y la UE. Pero May enfrenta la presión de los partidarios del Brexit de su gobierno para no aceptar un acuerdo que vincule indefinidamente a Londres con las leyes comerciales de Bruselas.
La primera ministra también cuenta con la creciente oposición de legisladores proUE, que dicen que su propuesta de acuerdo para el Brexit es peor que el statu quo y que los británicos deberían volver a votar en un referéndum sobre la permanencia en el bloque.