Más Información
San José.- Una red de seis narcotraficantes colombianos descritos como piezas esenciales de las “líneas de conexión” de disidentes de la guerrilla de las FARC con el cártel mexicano de Sinaloa para el contrabando de drogas a México, Estados Unidos, Costa Rica y Guatemala, fueron detenidos por autoridades policiales, militares y judiciales de Colombia en el suroccidente de ese país, anunciaron hoy fuentes oficiales en Bogotá.
Arrestados con fines de extradición a EU por contrabando de drogas y concierto para delinquir, los seis “serían los responsables” de producir alcaloides en los departamentos (estados) colombianos de Nariño (suroccidente) y Valle del Cauca (occidente), ambos con litorales sobre el Océano Pacífico y eslabones cruciales de un corredor marítimo del narcotráfico, con escalas en Centroamérica, en ruta a México, informó la Dirección de Antinarcóticos de la Policía Nacional de Colombia.
La investigación culminó con el decomiso de ocho toneladas de cocaína en aguas internacionales, confirmó, sin dar detalles de la fecha en que se lograron las aprehensiones.
Los capturados controlaron parte del “tráfico y comercialización de cocaína hacia Costa Rica, Guatemala, México y Estados Unidos, conformando una red que tenían alianzas criminales con disidencias” de la ex guerrilla comunista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia “y organizaciones narcotraficantes mexicanas”, precisó un reporte que la Dirección remitió hoy a EL UNIVERSAL.
Las detenciones se registraron en operativos combinados de la Fuerza Aérea, la Policía Nacional, la Fiscalía General de Colombia y “en cooperación” con la DEA, agencia antidroga de EU. Los seis son solicitados en extradición por la Corte Distrital del Sur de la Florida, según el informe oficial.
Un organigrama distribuido por la Dirección estableció que el operativo provocó la “pérdida en las líneas de conexión delictiva con emisarios del cártel de Sinaloa”, una de las agrupaciones criminales más poderosas de México y encabezada desde finales del siglo XX y gran parte del siglo XXI por el narcotraficante mexicano Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, extraditado en enero de 2017 a EU y enjuiciado desde noviembre de 2018 en un tribunal de Nueva York.
De acuerdo con el recuento oficial, entre los detenidos está el colombiano José Geidin Castro Chillambo, alias “Doctor” y “Pastor”, cabecilla de la cadena mafiosa e identificado por la Dirección como “el principal coordinador e inversionista para la producción, acopio y transporte de drogas mediante la utilización de lanchas rápidas” hacia Centroamérica y EU.
Castro “sostenía alianzas criminales” con el cártel de Sinaloa, así como con organizaciones narcotraficantes ecuatorianas y con la estructura del Frente Oliver Sinisterra.
Según los datos oficiales, ese frente es un grupo armado organizado residual que opera en áreas del suroccidente de Colombia fronterizas con el norte y el noroccidente de Ecuador y que fue dirigido por el narcotraficante e insurgente ecuatoriano Wálter Patricio Artízala Vernaza, alias “Guacho” y muerto en un combate con tropas colombianas en diciembre anterior.
“Guacho”, acusado de asesinar en abril anterior a un equipo periodístico del diario El Comercio, de Ecuador, fue un disidente de las FARC y en los últimos años se transformó en uno de los más importantes aliados del cártel de Sinaloa en Colombia para el contrabando de sustancias ilícitas del sur al norte de América.
Historial guerrillero. El reporte policial detalló que “Doctor” fungió en 2014 como jefe de finanzas de la “Columna Móvil Daniel Aldana de las FARC” y fue el “encargado de articular las redes de apoyo al terrorismo en Tumaco, un municipio de Nariño con costas sobre el Pacífico.
“En su prontuario criminal” registra un secuestro, agregó.
En 2016, durante las negociaciones en Cuba entre las FARC y el gobierno de Colombia que remataron en noviembre de ese año en la firma de un acuerdo de paz para terminar con más de 52 años de conflicto bélico, “Doctor” permaneció preso por rebelión y secuestro extorsivo con una condena de 16 años de cárcel.
Al someterse al proceso de paz en 2017, por el que las FARC dejaron de ser guerrilla y se convirtieron en partido político legal, “Doctor” fue trasladado al central departamento del Meta, pero en febrero de 2018 se le concedió libertad condicional, por lo que aprovechó y se trasladó a Nariño.
Otro de los detenidos es el colombiano John Jairo Rivadeneira, alias “Jota” y señalado por la Dirección como “el coordinador logístico, encargado de la consecución de rutas, embarcaciones, inversionistas y cocaína, para los envíos en lanchas rápidas”.
“Tenía bajo su supervisión estructuras dedicadas al tráfico de estupefacientes en Tumaco”, indicó.
Asimismo, fueron capturados los colombianos Wálter Romero Montaño, alias “Lulo“ y coordinador de los centros de acopios, y Ciro Romero Bonilla, alias “Compa Cholo”, responsable del tráfico de cocaína a Centroamérica y Estados Unidos.
Los demás capturados son los colombianos Franklin David Romero, alias “David” a cargo de las finanzas de la red, y José Fernando Orozco, alias “Cariñosito” y encargado del sistema de transporte utilizado por la organización.
El nexo de la mafia de Sinaloa y “Guacho”, excluido de las FARC porque en 2017 rechazó desmovilizarse, desarmarse y plegarse al proceso colombiano de paz en desarrollo y suscrito en 2016, fue ratificado oficialmente a EL UNIVERSAL por la Dirección.
A una consulta de este diario, la Dirección admitió que, de los cárteles mexicanos, el de Sinaloa es el que más narcoactividad realiza en áreas del suroccidente de Colombia fronterizas con el norte y el noroccidente de Ecuador y que su aliado vital fue “Guacho” con su frente armado residual.
Informes oficiales mostraron que los cárteles mexicanos fueron clientes compradores de cocaína de las FARC, que se alzó en armas desde 1964 hasta que en noviembre de 2016 firmó el pacto de paz con la promesa de retirarse de la narcoactividad.
El gobierno de Colombia y las FARC, ahora como partido político, reconocieron que al menos unos 800 elementos de la insurgencia se negaron a incorporarse a la pacificación y continuaron en la narcoactividad. La jerarquía de las FARC negó estar involucrada en el narcotráfico.
Uno de los que renegó del proceso de paz fue “Guacho”.
Las guerrillas comunistas colombianas asumieron al menos desde hace 25 años un papel esencial en el control del contrabando internacional de estupefacientes, con mandos en la producción, el transporte, la distribución, el “lavado” de dinero y otras partes de la red del comercio global de alucinógenos, para financiar sus actividades bélicas e incursionar en otros negocios, como proveedores de cocaína para los cárteles mexicanos en el tráfico del norte al sur de América.
Al rechazar plegarse al proceso de pacificación y continuar en el contrabando de drogas y labores paralelas criminales, las disidencias de las FARC abrieron nuevos focos de violencia en Colombia.