Washington.- La candidata del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para dirigir la CIA, Gina Haspel, reconoció por primera vez que la agencia no debería haber implementado tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 un polémico programa para torturar e interrogar a los sospechosos de terrorismo.
Haspel se pronunció así en una carta hecha pública hoy y que envió este lunes al senador Mark Warner, el demócrata de mayor rango en el Comité de Inteligencia del Senado, donde la agente compareció la semana pasada.
En la carta, Haspel plasmó las palabras que se había negado a decir durante la audiencia de la semana pasada, cuando los senadores le pidieron que se pronunciara sobre el programa que la CIA bautizó como "técnicas de interrogatorio mejoradas" y que consistía en torturar a sospechosos de terrorismo para extraerles información.
"Con el beneficio de la retrospectiva y de mi experiencia como líder de una agencia, el programa de interrogatorio mejorado no es uno que la CIA debería haber emprendido", dijo Haspel.
Tras la carta, Warner anunció que finalmente votará a favor del nombramiento de Haspel, lo que allana de manera considerable su confirmación en el Senado.
Warner explicó haber pedido a Haspel que escribiera sus puntos de vista porque consideraba que en las reuniones personales ella había expresado mayor arrepentimiento y una oposición moral más resuelta hacia el programa de torturas que durante la audiencia pública de confirmación de la semana pasada.
"Creo que es alguien que capaz y que se mantendrá firme ante el presidente si se le ordena hacer algo ilegal o inmoral, como volver a la tortura", dijo Warner en un comunicado, citando su interacción pasada con Haspel y el abrumador apoyo que recaba entre sus compañeros de la CIA.
La agente, que participó en ese programa en una prisión secreta en Tailandia, reconoció que desde los atentados del 11 de septiembre tanto ella como la CIA han aprendido "duras lecciones" y reconoció que el programa de interrogatorios acabó "dañando" a los agentes de la CIA y a la "posición en el mundo" de Estados Unidos.
Haspel ha trabajado durante 33 años como agente encubierto y solo en las últimas semanas la CIA ha divulgado el destino de algunas de sus misiones, en un esfuerzo de transparencia por lavar la imagen de la agente y cosechar el apoyo de una mayoría de senadores para su confirmación.
Lo que más preocupa a los senadores es el papel que Haspel tuvo en 2002 cuando se encargó de supervisar una cárcel secreta que la CIA tenía en Tailandia y donde fueron interrogados dos sujetos acusados de pertenecer a Al Qaeda: Abu Zubaida y Abd al Rahim al Nashiri.
Abu Zubaida fue interrogado antes de que Haspel se hiciera cargo de la cárcel y fue sometido 83 veces a la técnica de ahogamiento simulado, que consiste en verter agua sobre el rostro cubierto con una tela para provocar la sensación de asfixia al interrogado.
Mientras tanto, con Haspel ya al frente de la cárcel de Tailandia, al Nashiri sufrió tres veces esa práctica, según informes hechos públicos por el Congreso.
Como ya dijo la semana pasada en el Senado, Haspel reiteró en su carta que no reanudará bajo ninguna circunstancia el programa de interrogatorios y, además, que no acatará ninguna orden que contradiga sus valores "éticos y morales" y que vaya en contra de la misión de la CIA.
El presidente Trump defendió durante la campaña para las elecciones de 2016 el programa de torturas de la CIA y aseguró que apoyaba el ahogamiento simulado.
Haspel se enfrenta a una confirmación complicada, puesto que los republicanos del Senado tienen una estrecha mayoría de 51 escaños frente a 49 demócratas, y algunos senadores republicanos, como Rand Paul y John McCain, ya han anunciado que votarán en su contra por su papel en los interrogatorios.
Con el voto de Warner, ya son tres los demócratas que han dicho que apoyarán a Haspel, junto al senador por Virginia Occidental, Joe Manchin, y el senador por Indiana, Joe Donnelly, que representan a estados en los que Trump arrasó durante las elecciones presidenciales de 2016.
Haspel comenzó a trabajar en la CIA en 1985 y lidera la agencia de manera interina desde el nombramiento como secretario de Estado de Mike Pompeo, que dirigió la agencia durante quince meses, mientras ella ocupaba el puesto de "número dos".
De ser confirmada por el Senado, se convertiría en la primera mujer en liderar la CIA.