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“El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas está violando la ley al trasladar a indocumentados a cárceles federales”, señala a EL UNIVERSAL Alex Gálvez, abogado especialista en inmigración en Estados Unidos.
“Un agente encubierto amigo mío me llamó el viernes —8 de junio— y me dijo: ‘Alex, están moviendo a mil 100 indocumentados —del centro de detenciones— de Otay en San Diego a una cárcel federal en Laredo [Texas]’. Pero para trasladar a una persona de inmigración a una cárcel federal tiene que haber un cambio de categoría para cada persona”, explica Gálvez. Alude a que los indocumentados son detenidos bajo la ley migratoria, y no la penal, que es la que permite enviar a una persona a una cárcel federal.
Mil 600 indocumentados, incluyendo a solicitantes de asilo, están siendo trasladados a cinco cárceles federales, sin que se sepa el tiempo que ahí permanecerán y sin ningún proceso de ley adicional, según el agente. “No son delincuentes y los llevan a cárceles federales en lugar de buscar otras opciones menos dramáticas”, dice Gálvez, quien asegura que “vamos a tratar de ayudarlos para que los muevan a otro lado”.
Es la primera vez en muchos años que el gobierno federal estadounidense decide internar a indocumentados en cárceles federales. “Imaginemos el miedo que deben estar sintiendo estas personas al saber que van a una cárcel federal y lo que les va a tocar ver y vivir ahí, sin haber hecho nada malo”.
Hasta antes de la administración Trump quienes cruzaban la frontera o llegaban a EU sin papeles y eran detenidos recibían como sanción la deportación, en proporción a la violación administrativa cometida. Sólo a los reincidentes se les fincaban cargos penales y podían ser encarcelados. Ahora, en cambio, todos los que ingresan sin papeles “van a enfrentar esos cargos criminales”, alerta Gálvez.
“Es como matar dos pájaros con una misma piedra: al ser llevados a cárceles federales van a poder levantar cargos en su contra —aunque sea su primera vez y no tengan cuentas con la ley—, serán enviados a un juez penal —no de inmigración— y también les abrirán el proceso de deportación. Lo que estamos viendo es cómo esta administración está creando una máquina de deportación, perfeccionando la manera en que va a deportar altos números de indocumentados, de una manera eficaz, como nunca lo hemos visto”, dice.
Además, al levantarles cargos federales y luego deportarlos, “les están cerrando la puerta permanentemente a esas personas que tal vez podían arreglar su situación legal —en EU— en el futuro. Cuando una persona sale deportada con cargos federales por lo pronto en 10 años no puede volver al país, pero podría ser para siempre”, detalla el abogado. De acuerdo con las últimas estadísticas de la Oficina de Inmigración y Control Aduanas (ICE, por sus siglas en ingles), en los últimos tres meses se han incrementado sustancialmente el número de detenidos sin papeles. Por tercer mes consecutivo en mayo fueron detectados y detenidos más de 50 mil indocumentados.
Incluso a quienes piden asilo se les están fincando cargos federales, lo que, subraya Gálvez, “también es anticonstitucional”. En Estados Unidos, dice, “existe el derecho a pedir asilo aun cuando ingreses de manera indocumentada”. Incluso así, recomienda que quienes sean presentados ante un juez penal o de inmigración, “digan que están pidiendo asilo”, porque de ese modo “están protegidos por la ley; tienen derecho a pedir asilo y ser protegidos al menos durante el tiempo que dura el proceso y deberían poder seguirlo en libertad”.
Ante estas acciones del gobierno, lo que sigue, dice Gálvez, son las demandas en las cortes federales “contra el abuso de sus derechos”. Aunque reconoce que tomará tiempo demostrar que este tipo de medidas contra los indocumentados son inconstitucionales, “y que el daño que están haciendo es muy grande, esta es la nueva guerra que estamos peleando. Hay que agregar la separación que están haciendo de los hijos; es inhumano por donde sea que lo veamos y es contra la ley. En Estados Unidos respetábamos los derechos humanos de todas las personas, con o sin documentos”. Hoy en cambio, a los migrantes “les están quitando la humanidad” y sus derechos.