Era un sábado por la mañana cuando una mujer llamó a la policía del Gran Manchester, en Inglaterra, para decir que había encontrado imágenes indecentes de una menor de 2 años de edad en el computador de su novio.
El agente de policía Colin Larkin oyó la llamada y le dijo a la BBC que sintió cómo se erizaron los pelos de su nuca.
"Para la persona que contestó la llamada fue claro que esa mujer había visto algo que nadie debería haber visto jamás", afirma Larkin.
La mujer visitó la comisaría de policía de Cheadle Heath y estando allí la llamó su novio. Ella le dijo que iba a regresar a casa pronto y los detectives se alistaron para atraparlo.
El hombre, identificado como Jeremy Oketch, de 34 años, fue arrestado el 19 de julio de 2014. Estaba totalmente desprevenido y asustado por la presencia de la policía en su casa.
"Claramente no sabía lo que nosotros sabíamos", dijo el agente Larkin.
"Ver las imágenes [del video] fue horrible, pero contarle al papá que su hija, a quien amaba y quería, fue violada, ha sido una de las peores cosas que he tenido que hacer", comenta el agente Larkin.
Larkin afirma que estaba seguro de que Oketch era quien aparecía en el video violando a la menor, pero había un grave problema: su rostro estaba oculto en las imágenes y no tenían pruebas suficientes para garantizar una condena.
-¿Está usted en esos videos?
-Sin comentarios.
-¿Dónde tuvieron lugar estos incidentes?
-Sin comentarios.
-¿Puedo darle una mirada a sus manos en este momento?
-Sin comentarios.
En las imágenes del interrogatorio a Jeremy Oketch los investigadores quedaron impresionados por su actitud fría y sin emociones. "Estaba simplemente ahí, sentado, casi aburrido", recuerda el agente Larkin.
Sin embargo, frente a las negativas del hombre y al no contar con una prueba evidente para acusarlo, los investigadores tenían un as bajo la manga: no podían verle el rostro al agresor del video pero sí podían comparar sus manos con las del hombre que estaba siendo interrogado y ver si se trataba del mismo sujeto.
Así, el agente Larkin acudió a la profesora Sue Black, una antropóloga forense del Centro de Anatomía Humana de la Universidad de Dundee, experta en la identificación de las características anatómicas, incluidas las manos.
"Si tú vas a robar un banco, no te grabas a ti mismo robando el banco. Si tú vas a asesinar a alguien, no te grabas asesinándolo. Pero si vas a abusar de un menor, te filmas a ti mismo cometiendo ese abuso. Parte de eso es para revivir la excitación de las imágenes para el agresor", comenta la profesora Black.
Ella se encuentra creando un algoritmo conectado a una base de datos de imágenes de manos a nivel mundial, porque hoy en día el proceso es manual. "Nunca se han encontrado dos manos que concuerden de manera perfecta, ni siquiera en gemelos idénticos", afirma.
"Todas las comparaciones se hacen a ojo. Se trata de ver la diferencia por comparación, como ese juego que solíamos jugar de niños. Tengo esta imagen y tengo esta otra. ¿Qué es lo común y qué es lo diferente?", afirma la profesora Black.
El trabajo consiste en identificar cicatrices, patrones de color de la piel o de venas superficiales. La profesora Black afirma que durante el proceso "peleas contra ti misma para no verte viciada y decir 'sí, es él, es él'".
"No puedes hacer eso. Tú prácticamente estás buscando algo que te diga 'él no es'".
En este caso, la profesora Black tomó imágenes de las manos del agresor del video de la violación y las comparó con fotografías de las manos del sospechoso.
Así, pudo notar que en ambas imágenes había rasgos comunes, como una veta de pigmento marrón oscuro a lo largo de las uñas y una línea de un color ligeramente rojo en el dedo anular.
En conclusión, agresor y sospechoso eran la misma persona: Jeremy Oketch.
"Fue brillante. Eso fue más allá de mis expectativas. Ella probó, más allá de todas las dudas razonables, que él era culpable", cuenta el agente Larkin.
"En 27 años de trabajo policial, estas han sido las peores imágenes que he tenido que ver".
El 12 de marzo de 2015, Oketch fue sentenciado a 15 años de prisión.