Washington.- El coronavirus está afectando las primarias demócratas, de un modo que, si la carrera fuera más ajustada, podría tener grandes consecuencias. Por ahora, cinco estados han decidido, como precaución por el Covid-19, posponer sus contiendas, algo inaudito pero que, con la velocidad de crucero que lleva el exvicepresidente Joe Biden, tendrá poca afectación al resultado final.

En las últimas horas, el número de estados se ha ido acumulando y ampliando, en un efecto dominó difícil de parar. Kentucky, Louisiana y Maryland movieron sus primarias hasta junio, y Georgia, que tenía que celebrarlas la semana que viene, las pospuso hasta mediados de mayo.

El caso más rocambolesco fue el de Ohio, que tenía que celebrar sus primarias ayer pero que finalmente, tras 24 horas de infarto y desconcierto con tribunales de por medio, se aplazaron hasta el 2 de junio. La oleada de demócratas que están repensando qué hacer con sus primarias aumenta cada día. Nueva York lo está considerando seriamente, Puerto Rico está casi decidido que la moverá al menos un mes, Wyoming suprimió sus caucus y sólo permitirá voto por correo.

Ante ese terremoto, el presidente del Comité Nacional Demócrata, Tom Perez, hizo un llamado para que se cumplan las fechas programadas, no se posponga nada y que, para eso, se adopten medidas como el voto por correo.

A todo esto, la barrida de Biden siguió su curso: ayer ganó sin discusión en los tres estados en juego (Arizona, Florida e Illinois).

No había duda que sería así ni antes, ni durante ni después de la apertura de las urnas: en las encuestas, la inmensa mayoría de los votantes demócratas de los tres estados apostaban por Biden como el candidato en el que más confían para gestionar una crisis: 71% en Florida, 64% en Illinois, 63% en Arizona.

“Nuestra campaña ha tenido una muy buena noche. Estamos más cerca de asegurar la nominación del Partido Demócrata”, dijo Biden por videoconferencia. Al igual que hace una semana, hizo un llamado explícito a los votantes del único rival que le queda, el senador Bernie Sanders, para unirse a su campaña y el partido, y acabar con las primarias.

Biden superó la cifra de mil delegados —se necesitan mil 991 para la nominación automática—, escapándose de su rival Sanders por más de 300, una distancia ya insalvable.

En el otro bando, el presidente Donald Trump logró matemáticamente ser el supuesto nominado republicano. Sólo requiere confirmación en la convención de agosto para ser oficialmente candidato a la reelección.

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