Nueva York

“Mi esposo y yo nos habíamos resistido de hacerlo, no queríamos —firmar— un documento que dé a otra persona la custodia —legal— de mis hijos”, comenta una madre de familia que pidió ser identificada como Daisy, originaria de Chiapas, a EL UNIVERSAL.

Sin embargo, después de las redadas masivas de hace casi dos semanas en Mississippi, y frente a la amenaza del presidente estadounidense, Donald Trump, de que las autoridades migratorias seguirán entrando a lugares de trabajo para detener indocumentados, “mi esposo y yo ya estamos viendo cómo se hace lo de poner en manos de unos compadres a nuestros hijos por si nos llega a suceder a nosotros”, confiesa esta mujer que vive en Nueva York desde hace más de 20 años.

Daisy es una madre que igual que miles de padres de familia han comenzado a buscar información y apoyo legal para poder dejar en custodia a sus hijos en caso de que agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (ICE) los sorprendan en sus áreas de trabajo, el supermercado, el cine o simplemente la calle.

“Cuando nos enteramos —su esposo y ella— de lo que había sucedido ahí —en Mississippi—, fue como quedarnos paralizados. ¡No podíamos creerlo!”, describe Daisy. “Sentí mucha, mucha pena por las mamás y los papás que estaban sufriendo y luego luego pensé en sus hijos. ¡No es justo!”, clama. “Ahí me di cuenta de que la cosa va en serio y de que realmente no sabemos cuándo nos podría pasar a nosotros. Fue cuando hablé con mi esposo para estar listos y buscar apoyo en caso de que nuestros hijos se queden solos”, explica esta mujer que tiene tres hijos de 11, nueve y cinco años, todos nacidos en Estados Unidos.

En años anteriores, firmar un poder legal para la tutela de los hijos se consideraba una acción de pánico. Sucedía en un bajo porcentaje entre padres y madres indocumentados que tenían o habían tenido alguna dificultad con las autoridades, como alguna multa de tránsito no pagada, alguna detención por conducir en estado de ebriedad o bajo la influencia de alguna droga, algún reporte de violencia doméstica o en algún lugar, entre otros. Estos delitos son considerados de bajo impacto, pero para las autoridades estadounidenses son razones suficientes para clasificarlos como “criminales”, detenerlos y aplicarles la ley, presentarlos ante un juez de inmigración y tratar de que sean deportados.

“Hoy en día ya no hace falta que hayas tenido un percance con la ley, por mínimo que pudiera ser; basta con que no tengas papeles para que las autoridades te persigan sin importar que seas una persona honorable, educada, trabajadora, respetuosa de la ley y, en muchos casos, con hijos estadounidenses” explica el padre Fabián Arias, quien está al frente de la iglesia presbiteriana Saint Peter’s Church (iglesia de San Pedro), en Nueva York, y quien desde hace más de una década recibe a menores de edad a quienes sus padres pusieron a su cargo por si eran detenidos y deportados.

Crisis social

“Hoy están bajo mi tutela y dirección espiritual 98 menores de edad”, detalla el padre Arias, quien añade que “no todos están bajo mi nombre, sería imposible. En nuestra comunidad —religiosa— contamos con una agrupación conformada por padres y madres de familia que me apoyan y me ayudan también legalmente, así como con la orientación y mantenimiento de todos los menores que hoy tenemos y los que se seguirán sumando dadas las circunstancias que estamos viviendo en esta era de odio y racismo como hacía mucho no veíamos ni sentíamos en el país [Estados Unidos]. Es verdaderamente una crisis social la que está provocando este hombre [Trump] con sus políticas de promoción del odio”, denuncia Arias.

Los menores se han integrado a la comunidad que administra el padre Arias, una coalición denominada Movimiento Nuevo Santuario, a través de la cual dan manutención, protección y educación a los menores de edad. “El padre Arias ha sido una bendición para todos nosotros aquí [en Nueva York] porque además de tomar la custodia de muchos niños y jovencitos aún menores, nos orienta y nos fortalece con la palabra de Dios”, comenta Daisy, cercana al Movimiento Nuevo Santuario.

“Mi esposo y yo vamos a firmar los papeles por si nos sucede algo y que quienes se hagan cargo de nuestros hijos sean unos compadres con los que convivimos mucho y [a quienes] mis hijos tienen mucha confianza y seguramente sería menos difícil lo que vivirían [estando con ellos]”, externa.

Aunque no hay estadísticas reales de cuántos padres de familia han dejado ya en custodia a sus hijos y cuántos han firmado algún documento por si algo les llegara a suceder, se sabe gracias a los datos de agrupaciones proinmigrantes que la megaredada de Mississippi, entre el 6 y el 8 de agosto pasados en siete centros de procesamiento de alimentos y que tuvo como resultado la detención de 680 trabajadores indocumentados, disparó la alarma y que son miles los padres de familia que están recurriendo a esta figura legal para que sus hijos, en caso de que ellos sean detenidos, no terminen a cargo del gobierno.

“Es verdad que en este país [Estados Unidos] puedes abrirte otro tipo de vida y salir adelante con tu familia, mejor que en nuestro país”, reflexiona Daisy. Sin embargo, advierte, “mientras aquí te sientes a salvo de la violencia que se vive en México, por ejemplo, la verdad es que quienes no tenemos papeles tenemos que vivir otras cosas muy dolorosas también [en Estados Unidos]”. Con todo, Daisy tiene clara una cosa: “No me arrepiento de haberme venido y ojalá no me terminen regresando a un país [México] que ya no conozco y que está lleno de violencia y muertes”, concluye.

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