El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil dio este lunes una noticia alarmante sobre la Amazonía de ese país.
La deforestación en la selva amazónica de Brasil entre agosto de 2018 y julio de 2019 fue de 9.762 kilómetros, un aumento del 29.5% con respecto al mismo periodo del año anterior.
La pérdida de vegetación es la más alta registrada desde 2008, año en que superó los 12.000 kilómetros cuadrados.
El ministro de Ambiente de Brasil, Ricardo Salles, dijo en una conferencia que "el aumento de la deforestación muestra la necesidad de una nueva estrategia para combatir la tala ilegal, la minería y la ocupación de tierras".
Salles anunció también que se reuniría con los gobernadores de los estados amazónicos este miércoles, para debatir medidas contra la deforestación.
La medición de la deforestación se difunde meses después de que una ola de incendios -especialmente entre agosto y septiembre- devastara extensas áreas de la Amazonía.
En 2019, se registraron más de 80 mil incendios en toda la selva amazónica (que comparten nueve países de América del Sur), lo que generó preocupación internacional.
Como la selva tropical más grande del mundo, la Amazonía es un almacén de carbono que ralentiza el ritmo del calentamiento global. El 60% de esa zona natural se encuentra en Brasil.
Entre enero y agosto, los incendios forestales en todo Brasil aumentaron en más de 80% con respecto al mismo periodo de 2018, de acuerdo al Inpe. Más de la mitad de estos incendios se desataron en la Amazonía brasileña.
Aunque de acuerdo a la NASA, la cantidad de fuegos que ardieron solo en la Amazonía de Brasil fue ligeramente menor que en otros años.
Sin embargo, algunos científicos sostienen que la Amazonía brasileña ha sufrido pérdidas aceleradas de vegetación desde que Jair Bolsonaro asumió el cargo en enero y afirman que el presidente favorece el desarrollismo sobre la conservación.
Durante la última década, los gobiernos anteriores en Brasil habían logrado reducir la deforestación con la acción concertada de las agencias federales y un sistema de multas.
Pero Bolsonaro y sus ministros han criticado las sanciones y en lo que llevan de gestión, se ha registrado una caída dramática en las confiscaciones de madera talada y en las condenas por delitos ambientales.