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Los sobrevivientes del mortífero tiroteo en una escuela secundaria de Florida se dividieron el miércoles en varios grupos para hablar con legisladores y otros líderes estatales sobre el control de armas, el proceso legislativo y medios para evitar que personas con problemas de salud mental puedan adquirir armas. El mensaje básico de los estudiantes fue: es hora de actuar.
Luego de viajar cientos de kilómetros en autobuses y ya dentro del Capitolio del estado, algunos preguntaron con lágrimas en los ojos por qué se debería permitir que los civiles posean armas como el rifle automático AR-15, que fue usado en el ataque a la escuela Marjory Stoneman Douglas hace exactamente una semana.
Cuando el presidente del Senado de Florida, Joe Negron, escuchó la pregunta, no respondió directamente: "Es un tema que estamos revisando", afirmó. Cuando otro legislador dijo que apoyaba el plan de elevar la edad para comprar armas como fusiles de asalto, de 18 a 21 años, los estudiantes rompieron en aplausos.
El Senado de Florida abrió su sesión mostrando fotos de las 17 víctimas del ataque.
"Hay algunos relatos realmente espantosos aquí", dijo la senadora demócrata Lauren Book del condado de Broward, quien ayudó a organizar el viaje de autobuses llenos de estudiantes, quienes llegaron al Capitolio el martes por la noche. Ella pasó la noche con los estudiantes en el Centro Cívico de Tallahassee y dijo que se quedaron despiertos hasta las 5 de la mañana, investigando, escribiendo y preparándose para hablar con los políticos.
"Ha sido una noche muy, muy difícil, muy dura. Es en esos momentos tranquilos que la realidad de estas cosas, sin todo el ruido, se asienta. En un momento dado, hay lágrimas. Es algo crudo y está ahí", agregó.
Alrededor de 100 estudiantes de la escuela viajaron 640 kilómetros en tres autobuses. Antes de partir, le dijeron a unos 500 estudiantes y padres de familia que estaban luchando para proteger a todos los estudiantes.
"Somos los que estamos haciendo el cambio. Vamos a hablar con estos políticos.... Vamos a seguir presionando hasta que se haga algo, porque la gente está muriendo y esto ya no puede pasar", dijo Alfonso Calderón, de 16 años.