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San José.- Aliada a sus socios regionales, la delincuencia organizada de México afianza su presencia en Centroamérica, principalmente en narcotráfico, pero también en otros delitos.
Sospechosos de transportar por vía aérea 400 kilos de cocaína de Guatemala a México, 11 mexicanos —Chávez, Garay, Cruz, Pérez, Pérez, González, Pérez, Zapata, Zapata, Cervantes y Garay— fueron capturados la madrugada del sábado anterior tras aterrizar en avioneta en el norteño departamento guatemalteco de Petén, que alberga una porosa jungla, y enfrentarse a balazos contra tropas de ese país.
Por intentar introducir 20 mil dólares a Costa Rica el domingo anterior por el principal aeropuerto internacional de ese país en vuelo comercial procedente de México, un mexicano, de apellido Estrada, de 26 años, y una mexicana, de apellido Flores, de 29, fueron arrestados y acusados de lavado de dinero.
Acusado de secuestrar a un transportista hondureño, de 60, un mexicano, de apellido Rodríguez, de 36, fue detenido anteayer con una cómplice hondureña, de apellido López, de 33, en el norte de Honduras.
“Centroamérica se convirtió en área de servicios logísticos para las redes mexicanas del narcotráfico, lavado de dinero y trata de personas” y delitos conexos, dijo el guatemalteco Rubén Hidalgo, director del (no estatal) Instituto Centroamericano de Estudios Políticos, de Guatemala.
“La influencia y manifestación del crimen organizado mexicano en Centroamérica puede ser invisible o dantesca. Ha tenido impacto letal sobre la sociedad y la institucionalidad. El istmo es geopolíticamente importante, pero es la suma de países pequeños, instituciones y aparatos de justicia y seguridad frágiles”, alegó. Ante las mafias mexicanas, “es muy poco probable que Centroamérica disociada y sola pueda superar sus enormes retos en seguridad y justicia”, explicó Hidalgo a EL UNIVERSAL.
El número de mexicanos presos en Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá aumentó de 252 al 31 de diciembre de 2018 a 272 al 30 de junio de 2019, según la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México. En el recuento faltan los aprehendidos en julio y agosto de 2019.
En los siete países está 32.7% de los 854 mexicanos encarcelados en América Latina y el Caribe a junio de 2019. Con 463, Colombia, Perú y Ecuador tienen 54.3%. A diciembre de 2018 hubo 843 en toda la región.
De los mil 70 mexicanos detenidos a junio de 2019 en América Latina y el Caribe, Canadá, Europa, África, Medio Oriente, Asia y Oceanía, casi 80% está en prisiones latinoamericanas y caribeñas, de acuerdo con la secretaría. Los datos excluyeron a mexicanos presos en Estados Unidos.
De los 272 reclusos mexicanos a junio pasado en Centroamérica, 138 fueron acusados de narcotráfico, 82 de crimen organizado y el resto de otros delitos, lo que reconfirmó que los cárteles mexicanos usan al istmo como trampolín para llevar a México y EU la cocaína que llega por tierra, aire y mar de América del Sur.
Tras entregarse o ser extraditados a EU desde su país a partir de 2014, narcotraficantes hondureños de los cárteles de Los Valle Valle o Los Cachiros, que fueron de los más poderosos de Honduras, confesaron en cortes estadounidenses detalles del paso de cocaína del oriente al occidente de esa nación rumbo a Guatemala y México, para los cárteles mexicanos de Sinaloa, Los Zetas o Jalisco Nueva Generación y traficantes independientes de México.
Pero otros clanes del crimen organizado mexicano dominan el coyotaje o flujo ilegal de migrantes latinoamericanos, caribeños, africanos y asiáticos a EU, apoyados en mafias centroamericanas y sudamericanas y con explotación sexual en burdeles en México.
En los negocios ilícitos con presencia mexicana están, entre otros, la compra en aldeas de Guatemala de la producción de bulbos o pulpas extraídos de la amapola como materia prima para producir heroína y loscontrabandos de armas, municiones, madera y bienes arqueológicos. Los centroamericanos, sentenció Hidalgo, son “paisitos problema”.