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Un asedio nocturno al hotel Intercontinental de Kabul en el que murieron al menos 18 personas, incluidos 14 extranjeros, concluyó ayer después de que fuerzas de seguridad mataron al último de los seis milicianos talibanes responsables del ataque.
Algunos de los 150 huéspedes huyeron del tiroteo, y del incendio desatado posteriormente, deslizándose con sábanas desde los pisos superiores.
Los extremistas, quienes portaban chalecos suicidas, mantuvieron a raya a las fuerzas de seguridad durante más de 13 horas después de que el asalto comenzó alrededor de las 9:00 de la noche del sábado. Los hombres armados deambulaban por los pasillos y agredían a extranjeros y a funcionarios afganos dentro del hotel de lujo ubicado en la cima de una colina.
Entre las más de 150 personas que fueron rescatadas o lograron escapar hay 41 extranjeros, indicó Najib Danish, portavoz del Ministerio del Interior. Entre los sobrevivientes hay 10 heridos, de los cuales seis son elementos de las fuerzas de seguridad.
Entre los extranjeros que fallecieron figuran seis ucranianos, confirmó el canciller ucraniano Pavlo Klimkin, quien agregó que su oficina trabaja con las agencias policiales afganas “para aclarar las circunstancias de este acto terrorista”.
También hay dos pilotos venezolanos que trabajaban para la aerolínea KamAir. Las autoridades venezolanas no han ofrecido comentarios sobre el caso.
Por su parte, KamAir informó que algunos de sus vuelos quedaron interrumpidos debido al ataque.
Un ciudadano de Kazajistán también estaba entre los muertos en el hotel, señaló Anuar Zhainakov, portavoz de la cancillería kazaja.
Autoridades de seguridad afganas confirmaron que 34 funcionarios provinciales estaban en el hotel para participar en una conferencia organizada por el Ministerio de Telecomunicaciones.
El Talibán se adjudicó la responsabilidad por el ataque en el hotel fuertemente vigilado, el cual es popular entre los extranjeros y las autoridades afganas.
Zabihullah Mujahid, portavoz del Talibán, dijo que los insurgentes tenían planeado atacar el hotel el jueves por la noche, pero postergaron la ofensiva porque se estaba celebrando una boda y querían evitar la muerte de civiles. Este fue el segundo ataque contra el lugar.