Ícono de la lucha por los derechos de la comunidad LGBTTTI y las minorías, defensora de la igualdad salarial, enemiga pública del presidente Donald Trump y señalada como la nueva Mohamed Alí por todo lo que representa: Megan Rapinoe es mucho más que una estrella del futbol estadounidense.
Carismática, polémica e inteligente, Rapinoe, quien el pasado 5 de julio cumplió 34 años, está consciente de la plataforma que es el futbol. La volvió visible y decidió sacar provecho de ello. “Dispongo de una plataforma tan poderosa como el deporte, que interesa a millones de personas en todo el planeta. Y formo parte de un equipo que recibe una gran cobertura mediática. Callarme sería egoísta”, dijo.
Con su cabello teñido de morado, la cocapitana de la selección estadounidense de futbol femenil resumió un poco la que ha sido la lucha de su vida en su discurso en el City Hall de Nueva York después de que su equipo ganara el Mundial Femenil de Futbol 2019, en Francia: “Tenemos que ser mejores. Tenemos que amar más. Odiar menos. Tenemos que escuchar más y hablar menos.
Tenemos que saber que esto es responsabilidad de todos. De cada persona aquí. De cada persona que no está aquí. De cada persona que no quiere estar aquí. De cada persona que concuerda y que no concuerda. Es nuestra responsabilidad hacer de este mundo un lugar mejor”.
Rapinoe, centrocampista en el Reign FC, lleva su mensaje adentro y afuera de la cancha.
Adentro, demostró con hechos que la selección femenil es ganadora, al llevarse por segunda vez consecutiva el primer lugar en la copa del mundo. Y ella misma, al coronarse con la Bota de Oro y el Balón de Oro por ser la mejor goleadora y jugadora de la competencia. El argumento perfecto para uno de los estandartes que enarbola, el de la igualdad salarial.
La delantera es una de las cinco jugadoras que demandaron a la Federación estadounidense de Futbol Soccer por discriminación salarial en 2016, un año después de ganar el Mundial realizado en Canadá. “Somos las mejores. A ellos les pagan más por jugar un partido que lo que recibimos nosotras por ganar campeonatos”, argumentó la delantera Alex Morgan, otra de las demandantes, estrella, y la otra capitana del equipo.
En marzo pasado repitieron la denuncia, firmada por 28 jugadoras de la selección nacional, que ha obtenido cuatro títulos mundiales en su historia, mientras que su similar varonil nunca ha ganado uno.
No es la única batalla que Rapinoe está decidida a ganar. Callarse no es lo suyo. Como cuando decidió solidarizarse con Colin Kaepernick, el jugador de futbol americano que en protesta por la brutalidad policial contra los afroestadounidenses comenzó a hincar la rodilla al sonar el himno nacional de la Unión Americana.
Rapinoe se convirtió en una de las primeras deportistas profesionales blancas en unirse a la protesta silenciosa. La abuchearon, pero siguió adelante y como la palabra es lo suyo explicó sus razones en un artículo en la plataforma de medios Players Tribune: “No he experimentado el perfil racial, la brutalidad policial o el haber visto el cuerpo de un familiar muerto en la calle, pero no puedo quedarme perezosamente cruzada de brazos mientras hay personas en este país que han tenido que lidiar con ese tipo de pena”.
Hoy ya no hinca la rodilla porque se le prohibió hacerlo, pero se mantiene en silencio mientras se toca el himno.
Con la misma franqueza defiende la lucha de la comunidad LGBTTTI, de la que es parte. Reveló que era gay en 2012; ha sido embajadora de Athlete Ally, un grupo que defiende el derecho a igualdad de acceso para todos los atletas, sin importar su género u orientación sexual. Entonces dijo: “Quiero ser una Ally porque he caminado en sus zapatos y he caminado el camino que ustedes tienen por delante. Quiero que sepan que estarán bien y que tienen más apoyo del que se han atrevido a soñar”.
En 2015 la incluyeron en el Salón Nacional de la Fama del Deporte Nacional Gay y Lésbico. Rapinoe y la basquetbolista Sue Bird se convirtieron en la primera pareja abiertamente gay en aparecer en la portada de Body Issue, de ESPN.
Cuando alguna vez preguntaron a esta delantera de dónde venía su fuerza, no dudó un instante: la familia.
Nacida en Redding, California, Rapinoe creció en una familia cristiana grande. Ella es una de seis hermanos, incluyendo una gemela, llamada Rachael. Estudió en la Universidad de Portland, Oregon.
Una de las cosas que la marcaron fue el encarcelamiento de su hermano Brian, quien tras haberse enganchado con las drogas pasó 16 años en prisión, ocho de ellos en confinamiento solitario.
“Probablemente él necesitaba más tratamiento o estar en un lugar donde se pudiera rehabilitar, en vez de una prisión de máxima seguridad por sus delitos”, dijo. Aquello, además, la concientizó sobre las consecuencias del abuso de las drogas.
Polémica, como es, en días recientes fue cuestionada por no haber volteado a ver a un niño mientras le autografiaba un balón de futbol. El video se volvió viral, pero mientras algunos criticaron lo que llamaron “falta de humildad”, otros justificaron su distracción por el evento en que se encontraba.
Aunque los estadounidenses tienen reacciones encontradas frente a las posturas abiertas de Rapinoe, su activismo es reconocido a nivel internacional. Tanto, que algunos medios la señalaron como la nueva Mohamed Alí por su forma de mezclar los deportes con el activismo social y su capacidad para atraer la atención mediática. “Es muy halagador”, dijo Rapinoe en declaraciones a la cadena NBC cuando se le mencionó la comparación. “No sé si soy Alí, pero me alegra ser la mayor aliada que pueda de Alí”.
En cambio, su activismo la llevó a ser una enemiga declarada de Trump, al grado de que antes de ganar el Mundial aseguró que de obtener la victoria, no iría “a la jodida Casa Blanca”. “No creo que nadie en el equipo tenga interés en prestar la plataforma por la que hemos trabajado tan duro y las cosas por las que luchamos y la forma en que vivimos nuestra vida. No creo que queramos que eso sea corrompido por esta administración”, subrayó.
Para la atacante, el mandatario es la personificación de aquello contra lo que hay que luchar. Y se lo dijo a las claras en una entrevista: “Su mensaje está excluyendo a las personas. Me está excluyendo. Está excluyendo a las personas que se parecen a mí. Está excluyendo a las personas de color”. Y, a decir de la jugadora, también “excluye a muchas personas de su base [de Trump]. Creo que está tratando de dividir para que él pueda conquistar, no unir para que todos podamos conquistar”.
Luego, añadió: “Usted tiene una increíble responsabilidad como jefe de este país, de cuidar a cada persona y tiene que hacerlo mejor para todos”.
Dada su popularidad, la firma demócrata Public Policy Polling se dio a la tarea de encuestar al público sobre una contienda presidencial entre la futbolista y el magnate para 2020. “Encontramos que Rapinoe ganaría con 42%, contra 41% de Trump”.
Pero Rapinoe tiene claro que lo suyo es el futbol: “Seguiré jugando”, dijo a Meet the Press, de NBC. Al preguntársele si eso significa la próxima Copa del Mundo en 2023, respondió: “Voy a conseguir otra. Quiero decir, cinco es mejor que cuatro”.