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Washington/Caracas.— En vísperas de una marcha en Caracas donde gobierno y oposición medirán hoy fuerzas, el vicepresidente estadounidense Mike Pence expresó el apoyo de su país a las manifestaciones opositoras, lo que llevó al presidente Nicolás Maduro a asegurar que Wa-shington ha ordenado un “golpe de Estado en su contra”.
A través de su cuenta de Twitter, Pence dijo: “En momentos en que la gente buena de Venezuela hace oír sus voces mañana [miércoles], en nombre del pueblo estadounidense decimos, Estamos con ustedes”. Esta última frase la escribió en español.
Junto al mensaje escrito, Pence publicó un video en inglés con subtítulos en español dirigido a los venezolanos en el que declaró, “en nombre del presidente Donald Trump y del pueblo estadounidense”, el “resoluto” apoyo de Estados Unidos al “llamado a la libertad” de la oposición en Venezuela. A Maduro lo tachó de “dictador”.
La reacción de Maduro no se hizo esperar. En un mensaje en cadena obligatoria de radio y televisión advirtió que “lo que ha hecho el gobierno de Estados Unidos a través del vicepresidente Mike Pence, de dar órdenes de ejecutar un golpe de Estado fascista..., no tiene parangón en la historia de las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela en 200 años”.
Por ello, anunció que ordenó al canciller Jorge Arreaza iniciar “una revisión total de las relaciones” con Estados Unidos y que en las próximas horas tomará decisiones “de carácter político y diplomático” en defensa de Venezuela.
Más temprano, el ministro de Comunicación de Venezuela, Jorge Rodríguez, acusó a Pence de haber ordenado a “terroristas” promover actos de violencia en las manifestaciones opositoras para desestabilizar al gobierno. Según Rodríguez, algunos de los 27 militares detenidos el lunes tras sublevarse contra Maduro confesaron haber entregado a activistas opositores parte de las armas que robaron “para que se perpetraran hechos de violencia, heridos y muertes en la manifestación [de hoy]”.
El ministro dijo que esas personas integran el partido Voluntad Popular, al que definió como una “célula terrorista”. En esa formación militan el dirigente Leopoldo López, en arresto domiciliario, y el presidente de la Asamblea Nacional —de mayoría opositora—, Juan Guaidó, dispuesto a liderar un “gobierno de transición” que sustituya al de Maduro.
Dicha Asamblea asumió ayer competencias del Ejecutivo, al que no reconoce, y designó a Gustavo Tarre Briceño como embajador “especial” del país ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
Los legisladores aprobaron otro documento que acuerda la permanencia del país en la OEA, y contraría así el proceso que inició el gobierno de Maduro para abandonar el ente de integración regional.
El lunes, el conflicto entre poderes escaló, luego que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), afín al gobierno de Maduro, desconoció la directiva encabezada por Guaidó y declaró inconstitucionales todas sus resoluciones. El Ejecutivo no acata ninguna decisión del Parlamento, al que considera “en desacato”.
La oposición, a su vez, no reconoce el nuevo mandato de Maduro, que arrancó hace casi dos semanas, luego de unas elecciones celebradas en mayo pasado y que tanto los opositores como diversos países tacharon de dudosas y fraudulentas.
Guaidó hizo ayer un último llamado a los venezolanos a participar hoy en las manifestaciones y a hacerlo en paz. “La violencia se la dejamos a otros; mañana [miércoles] es reencontrarnos como pueblo, hablarle al mundo de los pasos que vamos a tomar para que cese la usurpación, lograr un gobierno de transición y una elección libre”, explicó.
Maduro también llamó al oficialismo a movilizarse “para defender la patria. “Cada quien que salga en paz... El imperio quiere violencia... caos... busca que Venezuela se divida...”, dijo. Cientos de personas se manifestaron ayer por segunda noche consecutiva contra el gobierno.