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Legisladores demócratas que visitaron el sábado un centro de detención para inmigrantes en Texas denunciaron la política de "tolerancia cero" de Donald Trump, que se enfrenta al rompecabezas de las familias separadas en la frontera con México y a la llegada de nuevos contingentes de inmigrantes.
Tras las fuertes protestas desencadenadas por una política inflexible, que en pocas semanas separó a más de 2 mil 300 niños de sus padres que ingresaron ilegalmente a Estados Unidos, el gobierno debe responder al desafío de reagrupar a estas familias.
El presidente multiplica las señales contradictorias en este explosivo asunto. Ante las críticas en su propio partido, Trump firmó el miércoles un decreto que puso fin a las separaciones sistemáticas.
La mayor confusión reina desde entonces sobre la suerte de estos menores arrancados a sus padres. El Ejecutivo dio un primer paso concreto al crear una célula especializada en el tema.
Unos 25 legisladores se trasladaron al centro de detención de inmigrantes de McAllen, en Texas.
"La razón por la cual estoy aquí es que Donald Trump modificó las políticas y trató a las familias de manera inhumana", protestó Mike Capuano, representante de Massachusetts, durante una rueda de prensa.
UNA POLÍTICA "BÁRBARA"
"Estas personas, sobre todo los niños, están traumatizadas. Y eso forma parte de la política de 'tolerancia cero' de la administración Trump que, para mí, es bárbara", coincidió la legisladora demócrata por California Barbara Lee.
Para su colega de este estado del sudoeste estadounidense Mark Takano, sigue habiendo demasiada incertidumbre sobre el destino de estas familias.
Según la cadena CNN, que citó a funcionarios, unos 500 niños ya pudieron reunirse con sus padres. Las autoridades no han comunicado cifras precisas.
El Departamento de Salud creó el viernes una "célula especializada en el reagrupamiento de los niños no acompañados".
Según el sitio Político, esta célula fue confiada a un responsable de situaciones de emergencia, signo de la profundidad de una tarea normalmente asignada a la Oficina de Relocalización de Refugiados.
"El secretario (Alex) Azar moviliza todos los recursos competentes del departamento (de Salud) para ayudar al reagrupamiento o la colocación de niños y adolescentes extranjeros no acompañados en casa de un familiar o de alguien que los acoja", confió en la noche del viernes a Político Evelyn Stauffer, portavoz del departamento.
Contactada el sábado por la AFP, esa dependencia gubernamental no había respondido a la consulta.
La presión popular para que el gobierno modifique radicalmente su política se acentúa.
Este sábado debían desarrollarse manifestaciones en California, y para el próximo están previstas 130 movilizaciones, una de ellas frente la Casa Blanca, en Washington.
"LA CRISIS LA CREO EL GOBIERNO"
Los organizadores del movimiento de protesta estiman que el decreto de Trump no soluciona "una crisis que fue creada por el gobierno".
El presidente es esperado el sábado en Las Vegas, Nevada, donde debería hablar de "comercio a inmigración con sus seguidores", según escribió en su cuenta de Twitter.
"Los demócratas favorables a las fronteras abiertas (...) quieren sólo que todo el mundo permanezca en nuestro país, sin importarles en qué punto (los inmigrantes) son peligrosos", dijo Trump en su mensaje semanal.
Tras una nueva postergación de la votación parlamentaria sobre la reforma migratoria, el mandatario había llamado el viernes a los republicanos a "dejar de perder el tiempo con la inmigración hasta que sean elegidos más senadores y representantes (republicanos) en noviembre", durante los comicios de mitad de mandato en que se renovará la totalidad de la cámara de Diputados y un tercio del Senado.
La Armada estadounidense proyecta a su vez levantar campos en bases aéreas abandonadas para reunir allí a las decenas de miles de migrantes que se calcula llegarán en los meses próximos, según un documento interno divulgado el viernes por la revista Time.