La historia del asesino serial Ted Bundy, es conocida en todo el mundo. Un hombre atractivo y seductor, detrás del cual se escondía un verdadero monstruo.

Hasta sus 28 años, Theodore Robert Cowell fue un chico modelo. Un estudiante de buenas notas que logró titularse en Psicología, y más tarde decidió estudiar Derecho. Más de un profesor lo calificaba como un tipo brillante, pero el rechazo y la violencia infantil que padeció, pronto salieron a flote y de la peor manera…

Desde pequeño manifestó su comportamiento cruel, al divertirse capturando, matando y descuartizando animales, pero fue hasta 1974 cuando comenzaron a registrarse sus primeros asesinatos documentados, aunque pudo estar relacionado con casos anteriores.

Ted Bundy sonriendo durante su juicio. (Foto: AP)

Los asesinatos de Ted Bundy

Ese año, Ted Bundy entraría en la habitación de Joni Lenz para golpearla con una barra de hierro y abusar sexualmente de ella; aunque no falleció, quedó con serias heridas y daños cerebrales. Repitió el modus operandi con Lynda Ann Healy, pero ella no logró sobrevivir.

La muerte de Lynda dio inicio a una cadena de asesinaros en la que varias mujeres desaparecieron, entre ellas: Nancy Wilcox, Susan Rancourt, Donna Mason, Laura Aimee, Brenda Ball, Georgann Hawkins, entre muchas otras.

Luego de que fracasó en su intento de secuestrar a Carol DaRonch, gracias a ella se logró tener el primer retrato hablado de Ted Bundy. No se le pudo identificar totalmente, así que siguió secuestrando y matando a mujeres; pero cambiaba su aspecto para no levantar sospechas.

En 1975, Ted Bundy fue detenido, luego de que se hallaran en su auto diversos objetos que usaba para inmovilizar a sus víctimas. Además, DaRonch lo identificó como la persona que intentó secuestrarla.

Ted Bundy, escoltado hacia una corte del condado de Pitkin, en Colorado. (Foto: AP)

 La Ejecución de Ted Bundy

El primero de sus juicios por el intento de secuestro de Carol DaRonch inició en 1976. Ted Bundy se las arregló para fugarse en dos ocasiones, en las que cambiaba su identidad y aprovechaba para volver a asesinar. Fue juzgado en 1979 por asesinato, declarado culpable y condenado a morir en la silla eléctrica. Fue la marca de su dentadura en una de sus víctimas, lo que lo llevó al corredor de la muerte.

A pesar de que fue sentenciado a muerte, su ejecución tardo años en llegar. Ted Bundy intentó retrasar todo lo posible la fecha de su muerte; confesaba nuevos asesinatos y pistas sobre la ubicación de los restos de las víctimas (algunos falsos) a fin de lograr una prórroga a su condena. Oficialmente se le atribuyen 36 asesinatos, aunque se cree pudieron ser más de 100.

La fecha se anunció… el 24 de enero de 1989, Ted Bundy moriría en la silla eléctrica. Se informó que su última cena consistió en huevos fritos, papas y pan con mermelada, pero posteriormente se informó que el tiempo de su última cena lo invirtió en una entrevista con el periodista Hugh Aynesworth, en la que culpó a la pornografía de su violenta conducta.

Ante la inminente ejecución, Bundy, quien siempre hacía gala de su crueldad, se convirtió en un manojo de nervios y lucía abatido. Ted, de 42 años de edad, se sentó en la silla eléctrica admitiendo los homicidios de más de 30 mujeres.

Ted Bundy, durante su juicio. (Foto: AP)

Fuera de la prisión estatal de Florida se reunieron cientos de personas para celebrar la muerte de uno de los asesinos seriales más brutales de los que se haya tenido noticias. Incluso se vendían camisetas y souvenir que hacían alusión a Bundy y a ese histórico día. Hasta los activistas en pro de los derechos humanos se dieron cita ahí, pero en completo silencio.

La ejecución de Ted Bundy estaba programada para el 24 de enero de 1989 a las 7:15 horas; pero 5 minutos antes, la gente del condado de Bradfort, en Florida, apagó todas las luces y aquello que consumiera energía eléctrica, con el fin de contribuir a la muerte de Bundy, pues no querían que nada impidiera que la energía llegara a la silla en la que sería ejecutado este hombre.

Los restos de Ted Bundy fueron cremados y no tuvo un funeral público; se sabe que había solicitado que sus cenizas fueran esparcidas en la Cordillera de las Cascadas, en Whashington, donde se encontraron al menos a cuatro de sus víctimas.

Con información de BBC.

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