Este lunes, la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de reconocer la soberanía israelí sobre el lugar lo devolvió al primer plano.
Ese altiplano, rico en recursos hídricos, domina la región histórica de Galilea y el lago de Tiberíades, en el lado controlado por Israel, y alberga una carretera hacia Damasco, en el lado sirio.
El 9 de junio de 1967, el ejército israelí conquistó esta meseta desde donde el ejército sirio bombardeaba las posiciones israelíes situadas más abajo. Las fuerzas israelíes tomaron una zona adicional de unos 510 km2 durante la guerra de octubre de 1973, pero la restituyó en 1974, junto con una pequeña parte de los territorios ocupados en 1967.
El acuerdo de 1974 dio lugar a la creación de una zona desmilitarizada en los Altos del Golán. Desde entonces, la Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación (FNUOS) se encarga de controlar la aplicación de ese acuerdo.
Israel se anexionó en 1981 cerca de 1.200 km2 de la meseta, que se extiende también en las fronteras de Líbano y Jordania, una acción que nunca reconoció la comunidad internacional.
Durante las guerras de 1967 y 1973, unas 150.000 personas, la mayoría de los habitantes sirios del Golán, huyeron del lugar. Hoy en día sólo quedan cerca de 18.000 drusos, que en su gran mayoría se niegan a adquirir documentos de identidad israelíes.
Desde 1967, casi 20.000 colonos israelíes se instalaron en la región, donde están repartidos en 33 asentamientos, sobre todo de carácter agrícola.
El interés de Israel y de Siria por los Altos del Golán también es consecuencia de las importantes fuentes hídricas de la zona, entre ellas el río Banias, que alimenta el Jordán. Y el Hasbani, que nace en Líbano, cruza la meseta antes de desembocar en el Jordán, al igual que el río Dan.
La cuestión del agua fue, a mediados de los años 1960, una de las principales causas del contencioso israelo-sirio, que dio origen a la guerra de junio de 1967. Damasco acusó entonces a Israel de haber desviado los afluentes del Jordán.
Las negociaciones que Israel y Siria entablaron en los años 1990 nunca lograron superar el obstáculo de los Altos del Golán, cuya restitución total hasta orillas del lago de Tiberíades reclama Damasco.
El diario israelí Yediot Aharonot informó en octubre de 2012 que las nuevas negociaciones en 2011 duraron poco tiempo, debido al inicio de la guerra en Siria.
El conflicto sirio agravó la situación desde su comienzo. El 15 de mayo y el 5 de junio, aniversarios de la creación de Israel y de la guerra de 1967, el ejército israelí abrió fuego contra refugiados palestinos y sirios que intentaban franquear la línea de alto el fuego, causando unos 30 muertos, según la ONU.
El Golán fue desde entonces escenario de intensos combates entre los rebeldes y el régimen sirios. Cascos azules de la ONU fueron objeto de ataques, como los 45 fiyianos secuestrados por el Frente Al Nusra, rama siria del grupo yihadista Al Qaida, antes de ser liberados en 2014.
Los disparos de mortero procedentes de Siria se han vuelto frecuentes en el altiplano, aunque pocas veces causan víctimas mortales. Israel responde a cada uno de los tiros sirios, ya sean deliberados o fruto de un error.
En enero de 2015, en un ataque contra el movimiento chiita libanés Hezbolá, Israel mató a varios militares iraníes, incluido un general.
A mediados de marzo de 2019, Israel acusó a Hezbolá de establecer en secreto, en el Golán sirio pero cerca de la zona de control israelí, una red militar.