El niño guatemalteco de ocho años que murió esta semana bajo custodia de autoridades fronterizas de Estados Unidos había marchado a la frontera con su padre desde una comunidad rural al noroeste de Guatemala, siguiendo a miles desde la región que tiene la tasa más alta de migración del país.
Felipe Gómez Alonzo y su padre, Agustín de 47 años, salieron de Nentón, en la provincia de Huehuetenango, dijo la portavoz de la cancillería de Guatemala, Marta Larra.
Gómez Alonzo es el segundo niño migrante en morir este mes bajo custodia de Estados Unidos tras cruzar a través de la frontera con México. A inicios de diciembre, Jakelin Caal, de siete años, también de Guatemala, perdió la vida luego de ser detenida junto con su padre por agentes de la frontera de Estados Unidos.
Sus padres, que hablan una lengua maya llamada Chuj y un poco de español, han solicitado una autopsia tan pronto como sea posible para que el cuerpo de Felipe Gómez sea repatriado a Guatemala, dijo Larra. Los resultados se esperan en aproximadamente una semana, añadió.
La mayoría de las familias de Nenton son de origen indígena y subsisten de la agricultura de maíz y frijol, así como del dinero enviado por familiares que trabajan en Estados Unidos y México, según un informe del gobierno local.
Huehuetenango es la provincia que envía cada año al mayor número de migrantes al extranjero, dijo Larra a Reuters.
La oficina de aduanas y protección fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), no ha dado a conocer una causa oficial de la muerte del menor.
La patrulla fronteriza comenzará a realizar exámenes médicos secundarios a todos los niños en custodia, centrándose en los menores de 10 años, dijo la CBP. Además, está revisando opciones para canalizar a migrantes a alojamientos temporales y está considerando traer asistencia médica "de emergencia" de otras agencias.
El niño y su padre fueron detenidos el 18 de diciembre, en El Paso, Texas, por haber entrado al país de manera ilegal, dijo la agencia. Ambos recibieron comida caliente y agua y dos días después fueron trasladados a la estación de la patrulla fronteriza en El Paso, dijo la CBP.
El 23 de diciembre, fueron nuevamente trasladados a la estación de la patrulla fronteriza en Alamogordo, Nuevo México.
En la mañana del 24 de diciembre, un agente de la patrulla fronteriza notificó que el niño "estaba tosiendo y parecía tener los ojos brillantes", dijo la CBP, y tanto el padre como el niño fueron trasladados a un hospital cercano.
Se encontró que el niño tenía fiebre y resfriado, pero fue dado de alta con una prescripción de un antibiótico y de ibuprofeno. Esa noche, Felipe comenzó a vomitar y su padre rechazó la ayuda médica porque su hijo se había sentido mejor, dijo CBP.
Unas horas después, el niño volvió a sentir náuseas y fue llevado de nuevo al hospital, donde murió poco antes de la medianoche. La CBP informó previamente que había muerto temprano el martes.