Vivir en un pequeño espacio, con el riesgo de que cualquier día te descubran y te envíen a un campo de concentración… no, no es una pesadilla. Miles de familias judías pasaron por un calvario similar durante el Holocausto, tal como sabemos gracias a la historia de Ana Frank.
Aquellos judíos que lograron escapar de las garras de los nazis, después tuvieron que arreglárselas para mantenerse fuera de su radar. La película Jojo Rabbit, por ejemplo, muestra el caso de una chica que debe refugiarse en la casa de una familia alemana.
Pero esto no es una trama de ficción. De acuerdo con la organización Ana Frank, durante la Segunda Guerra Mundial, había más de 300 mil personas escondidas, incluidos 28 mil judíos. Aunque los riesgos de vivir en un escondite no eran pocos y la separación del mundo exterior era muy dura, la alternativa era mucho peor.
En el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, te presentamos 10 formas en las que los judíos se ocultaron durante la Segunda Guerra Mundial, recopilados por el Museo del Holocausto y el proyecto Rescuers.
La condesa Maria von Maltzan se convirtió en una pieza clave de la cadena de voluntarios que sacaban a judíos de Berlín durante la guerra. En su casa, la condesa adaptó espacios como escondites para los fugitivos, incluido un compartimento secreto en su sofá.
Durante un tenso encuentro con un soldado de la SS, Maria desafío al soldado a dispararle al sofá. El oficial no sabía que Hans, el futuro esposo de Maria, estaba escondido dentro. Por fortuna, no jaló el gatillo y todo quedó en un susto.
La condesa Von Maltazan (Foto: Bain LOC - Library of Congress/Wikicommons)
Durante la Segunda Guerra Mundial, Agnieszka Budna-Widerschal tuvo que sacar a su primer esposo, Motl y sus dos cuñados del gueto judío. Se les ocurrió un plan sencillo y brillante: Agnieszka fingió estar borracha mientras los hombres la sostenían en pie y así lograron burlar a los soldados nazis en las calles.
Unidades de matanza nazi (Einsatzgruppen) ejecutan familias judías de Kiev en Ivangorod, Ucrania, 1942 (Foto: Wikicommons)
Muchos judíos terminaron escondidos en granjas y propiedades rurales. Aart y Johtje Vos vivían en una comuna artística cerca de Ámsterdam, que se convirtió en una de las paradas más populares para quienes escapaban de los campos de concentración. En un punto, llegaron a tener a 36 personas escondidas a plena vista.
Foto: Vaciamiento del Gueto de Cracovia (Foto: United States Holocaust Memorial Museum, courtesy of Instytut Pamieci Narodowej)
Irena Sendlerowa salvó a 2,500 bebés y niños al sacarlos del gueto de Varsovia y colocarlos en familias polacas. Al ser trabajadora social, Irene entraba al gueto y luego sacaba a los niños en bolsas, maletas o escondidos en ambulancias.
Como medida de seguridad, anotó el nombre de todos sus rescatados y luego guardo el registro enterrado en el jardín de una colega, para que los pequeños pudieran reunirse con sus familias al final de la guerra.
Irena Sendlerowa poco antes de cumplir 95 años. (Foto:Mariusz Kubik /Wikicommons)
En 1943, cuando los nazis liquidaron el gueto de Leópolis, docenas de judíos se metieron a las alcantarillas para escapar de la muerte. Krystyna Chiger, quien tenía ocho años en esa época, vivió en las coladeras con otras 16 personas durante 14 meses.
Vestido usado por Krystyna durante su tiempo en las alcantarillas. (Foto: US Holocaust Memorial Museum, courtesy of Marian and Kristine Keren.
Lola Rein escapó de los campos de concentración cuando era apenas una niña pequeña. Una mujer que vendía leche a su familia la rescató y la escondió debajo de su cama. Después, Lola fue trasladada a un granero con otros sobrevivientes, hasta que el ejército soviético liberó la zona en 1944, cuando la niña tenía ocho años.
Vestido usado por Lola Rein durante su escape. (Foto: US Holocaust Memorial Museum, courtesy of Lola and Walter Kaufman)
En 1933, cuando Hitler alcanzó el poder, Sue Grunbaum, de dos años y sus padres se movilizaron al pueblo holandés de Dinxperlo. Diez años después, cuando los judíos en este lugar fueron deportados, la familia Grunbaum se escondió en la granja de una familia, primero bajo el suelo de su granero y luego en un escondite más estructurado. Permanecieron ahí por dos años.
Sue Grunbaum (Foto: United States Holocaust Memorial Museum, courtesy of Susie (Grunbaum) Schwarz)
Muchos niños judíos escaparon del Holocausto gracias a que fueron protegidos por instituciones y personas de otras religiones. Los menores tuvieron que adoptar otra fe para disfrazar su identidad.
Dos niños judíos escondidos, Beatrix Westheimer y Henri Hurwitz, posan para la Primera Comunión de Beatrix.(Foto: US Holocaust Memorial Museum/Beatrice Muchman)
La cadena de rescate humano que se dio durante la Segunda Guerra Mundial sobrevivió en gran medida a colaboradores que se dedicaron a falsificar papeles para los judíos. Gino Bartali, un ciclista profesional italiano, recibió un permiso especial para seguir entrenando durante la guerra. Durante sus recorridos de "entrenamiento", transportaba papeles falsificados para ayudar a judíos e incluso escondió a una familia en su propia casa.
Foto: Fulgur Photo-Press. Fotograaf onbekend/Unknown photographer. Collectie SPAARNESTAD PHOTO/Wikicommons
Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos niños judíos que lograron ser camuflageados durante el conflicto acabaron en orfanatos. Otros fueron adoptados por sus familias de acogida y cambiaron su identidad.
Los padres de estos niños murieron en Auschwitz; ellos acabaron en un orfanato en Bélgica. (Foto: US Holocaust Memorial Museum)