SAN DIEGO.- El gobierno estadounidense comenzó el miércoles a demoler ocho prototipos del preciado muro que el presidente Donald Trump quiere erigir en la frontera con México, y que se habían convertido en símbolos poderosos de su mandato cuando fueron erigidos nueve meses después de asumir la presidencia.

El gobierno de Trump dijo que varios elementos de los prototipos ya fueron incorporados a los diseños actuales y que los modelos ya cumplieron su propósito.

Los cuatro paneles de acero y los cuatro de concreto cerca de la frontera entre San Diego, California, y Tijuana, México, fueron una de las máximas prioridades de Trump, y él mismo visitó el lugar hace un año para verlos en persona. 

Para los aliados de Trump, los prototipos eran muestra del compromiso del presidente con la seguridad fronteriza y el cumplimiento de una de sus promesas centrales de campaña. Para sus detractores, eran monumentos al dinero malgastado de los contribuyentes y una muestra equivocada de agresión hacia México y hacia los inmigrantes que buscan un hogar en Estados Unidos.

Menos de dos horas después de que los equipos comenzaran el miércoles, siete de las barreras quedaron destruidas. Un gran martillo hidráulico acoplado a una excavadora aporreó las paredes varias veces. Un panel de bolardos de acero también fue desmantelado.

El acceso público a los prototipos quedó bloqueado del lado de San Diego, convirtiendo a un vecindario empobrecido de Tijuana en un popular lugar de encuentro para periodistas, manifestantes y curiosos. Varios artistas exhibieron espectáculos de luces sobre los muros con mensajes como "Refugiados Bienvenidos" junto a una imagen de la Estatua de la Libertad.

Algunas personas se subían a montañas de basura junto a una reja fronteriza de poca altura que ya fue reemplazada para poder tener una vista clara desde México. Algunos solicitantes de asilo cargaban a sus hijos por encima de la valla enfrente de las cuadrillas de trabajadores para entregarse ellos mismos a los agentes.

El retiro allana el camino para una segunda barrera de bolardos de acero con una placa metálica que se erige a 9 metros (30 pies) del suelo, el mismo diseño que se está utilizando en otras partes de la barrera. La nueva barrera apenas se asemeja a algunos de los prototipos de acero, pero no a los de concreto sólido, los cuales fueron criticados porque los agentes no podrían ver lo que pasa al otro lado de la frontera.

Los casi 3.000 millones de dólares que aprobó el Congreso para barreras durante la primera mitad del mandato de Trump requieren que el dinero sea gastado en diseños que se presentaron antes de mayo de 2017, lo que en la práctica impide que los prototipos sean utilizados y niega a Trump el derecho de alardear que él construyó su proyecto de muro. No queda claro si la restricción aplicaría a los miles de millones de dólares que Trump quiere gastar al declarar emergencia nacional en la frontera sur del país.

Los prototipos fueron derribados la misma semana en que la cámara baja aprobó una iniciativa para bloquear la declaración de emergencia de Trump.

Los ocho prototipos, cuya construcción costó entre 300.000 y 500.000 dólares cada uno, varían en inclinación, grosor y curvas. Las normas de licitación les exigieron resistir al menos una hora de ataques con martillos hidráulicos, picos, sopletes o herramientas operadas por baterías, e imposibilitar el uso de equipo para escalar, como ganchos de agarre.

Los lineamientos también exigían que fueran “estéticamente agradables” del lado estadounidense. Uno tiene un adorno en tonos azul y blanco. Otros tienen gris, marrón o café para combinar con el desierto.

El Departamento de Seguridad Nacional destinó 20 millones de su presupuesto en febrero de 2017, un mes después de la investidura de Trump, para pagar por los prototipos y por maquetas más pequeñas construidas más lejos de la frontera y que ya fueron desmanteladas. La licitación abierta generó diversas propuestas, algunas de ellas extravagantes o poco realistas. Un licitante quería un muro suficientemente grande que incluyera una plataforma para que los turistas tuvieran vistas panorámicas del desierto.

Los licitantes se enfrentaron a fuertes críticas de los opositores del muro. La arquidiócesis católica de México dijo que las compañías mexicanas que expresaron interés traicionaban a su país.

El gobierno probó de forma rigurosa los diseños y, según un sumario de la Oficina de Rendición de Cuentas, encontró que los muros de concreto enfrentaban “extensos” desafíos de construcción y que otros representaban retos “sustanciales” o “moderados”. Seis de los ocho necesitarían grandes cambios para incluir desagüe.

El vocero de la Patrulla Fronteriza, Ross Wilkin, dijo que las pruebas también expusieron varias fallas de diseño. Un modelo de acero con barras en forma de U podía llenarse con pedazos de madera que podrían usarse como escalera. Los prototipos con pernos o tornillos expuestos podrían romperse con las herramientas adecuadas.

Wilkin señaló que las autoridades nunca afirmaron que los prototipos serían impenetrables y que simplemente querían saber cuánto tiempo tomaría romperlos.

Recurrir a la industria privada para que proporcionara nuevas ideas brindó muchas lecciones para guiar la construcción, dijo. Eso incluye aprender que ciertos materiales eran inadecuados para reparaciones rápidas y que combinar diferentes superficies, como bolardos coronados con placas, era más efectivo.

La nueva barrera reemplaza una cerca de malla de acero que se extiende más de 19 kilómetros (12 millas) desde el Océano Pacífico, que funcionó como una fortaleza cuando se construyó hace una década, pero que ahora es constantemente atravesada con sierras a baterías que hoy día son fáciles de adquirir en ferreterías. Después se extenderá otro kilómetro y medio (una milla) aproximadamente sobre el sitio del prototipo. SLSCO Ltd. de Galveston, Texas, ganó el contrato de 101 millones de dólares en diciembre y comenzó a trabajar la semana pasada.

El trabajo para reemplazar la primera capa de la barrera, también con bolardos de acero de hasta 9 metros (30 pies) de altura coronados con placas de metal, se extiende la misma longitud que la siguiente capa y está casi terminada. La primera barrera de una capa era una reja de poca altura.

Los prototipos y nueva construcción se suman a la intensa actividad fronteriza en el contiguo barrio de Tijuana, ocupado inicialmente por invasores de terrenos que después compraron la tierra. Guillermina Fernández, quien vende plantas afuera de su casa y en el mercado público, dijo que los contrabandistas llevaban grandes grupos de migrantes y cavaban hoyos debajo de la cerca vieja.

Hace unos 15 años, Fernández, de 54 años, brevemente convirtió su patio en un comedor para migrantes. Las fogatas mantenían caliente a las personas que esperaban la oportunidad para cruzar sin ser detectados por los agentes de la Patrulla Fronteriza.

Los cruces ilegales en San Diego han caído drásticamente desde que las barreras se instalaron en la década de 1990 y mediados de 2000, pero algunos migrantes les sacan la vuelta y otros las atraviesan.

Los residentes se quejan de que los foráneos dejan basura en sus vialidades de terracería sin alumbrado público. Dicen que el nuevo muro tuvo un beneficio: las balizas permiten que las luces brillantes de la Patrulla Fronteriza se filtren y den algo de visibilidad durante la noche.

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