San José.- Mauricio Macri y Alberto Fernández compiten hoy como favoritos en las elecciones presidenciales de Argentina, en un complicado escenario socioeconómico que incluye hambre, pobreza, desempleo, devaluación, inflación y deudas.
Pese a que en la contienda participan seis candidatos, la pelea final está concentrada en la posibilidad de que Macri, presidente de Argentina, ingeniero civil de 60 años, centroderechista y de Juntos por el Cambio, se reelija, o de que Fernández, opositor, abogado, de 60, centroizquierdista y del Frente de Todos, venza al oficialismo y devuelva al kirchnerismo a la Casa Rosada, sede en Buenos Aires de la presidencia.
Así, los argentinos tendrán que elegir entre darle continuidad a Macri para que gobierne por un segundo cuatrienio a partir del 10 de diciembre de 2019 hasta el 10 de diciembre de 2023, o votar por el regreso del kirchnerismo, que gobernó de 2013 a 2015, primero con el abogado Néstor Kirchner, de 2003 a 2007, y luego con su esposa, la abogada Cristina Fernández, de 2007 a 2015, y viuda desde 2010. De manera coincidente, al cumplir hoy Kirchner nueve años de muerto, la polémica exmandataria competirá como compañera de fórmula de Fernández.
Los resultados de la contienda impactarán en la sensible y frágil situación política por la que atraviesan América Latina y el Caribe.
A casi 36 años de la restitución de la democracia, luego de una feroz dictadura militar que gobernó de 1976 a 1983 y dejó una secuela de muerte, represión, sangre y 30 mil desaparecidos, 33.8 millones de los 44.9 millones de argentinos podrán acudir a las urnas para elegir presidente y vicepresidente, 154 legisladores nacionales —130 diputados y 24 senadores— y las autoridades regionales o locales de varias provincias (estados).
Bajo la ley electoral argentina, para ganar la presidencia en primera ronda se requiere 45% de los votos válidos o afirmativos o 40% de los sufragios, con una distancia de por lo menos 10% sobre el segundo lugar. De lo contrario, los dos aspirantes que en primera vuelta obtengan más votos irán a una segunda prevista para el 24 de noviembre.
A pesar de que la batalla de hoy entre Macri y Fernández parece tener un final de fotografía, tampoco se descartan sorpresas o que se confirmen los vaticinios de una derrota del presidente.
Fernández emergió como favorito luego de que, en los comicios primarios del pasado 11 de agosto, una mayor parte del electorado participó en la consulta de su partido y le otorgó 47.7% de los votos válidos, mientras que Macri captó 31.8% en las primarias de su bloque partidista.
El conflicto socioeconómico de Argentina ocupó lugar de privilegio y controversia en la campaña electoral, en un decorado de ebullición social.
Un informe del (estatal) Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) reveló que un millón 89 mil 136 argentinos se sumaron en el primer semestre de 2019 como nuevos pobres, por lo que la pobreza alcanzó a 35.4% de la población y con 7.7% en miseria extrema o indigencia. La pobreza moderada y extrema azota a más de 15.9 millones de argentinos.
El Banco Central de Argentina alertó el pasado miércoles que, tras las primarias de agosto, el país perdió 20 mil 168 millones de dólares en reservas monetarias, que bajaron de 66 mil 309 millones a 46 mil 141 millones en dos meses. La profunda incertidumbre política provocó un agudo desconcierto de los inversionistas que, urgidos de proteger sus recursos, hicieron compras masivas de dólares que obligaron al banco a inyectar recursos para detener el alza de la moneda estadounidense ante su intensa demanda financiera.
Opinión
Además de la seguridad, sin duda, el crecimiento de la pobreza y la corrupción son temas que importan en Argentina
De rebote, la miseria seguirá creciendo por la devaluación del peso argentino ante el dólar. Al asumir en diciembre de 2015, Macri liberó el tipo de cambio, flexibilizó la adquisición de la moneda de Estados Unidos y el peso sufrió una depreciación inmediata de 42%, al pasar de 9.83 a 13.95 por dólar y sufrir la mayor pérdida de valor desde 2002.
Las cifras oficiales mostraron que, en picada imparable, en julio de 2017 llegó a 17.66 por dólar y completó una desvalorización de 82% desde 2015. El ritmo no paró: 24 en mayo de 2018, 30 en agosto de ese año y 60 en agosto de 2019, para sumar más de 500% de devaluación frente a 2015, con un promedio de caída de enero a septiembre de 2019 de 34%. El pasado miércoles cerró en 62.37.
El Producto Interno Bruto (PIB) creció sólo 0.6% del segundo trimestre de 2018 al segundo de 2019, precisó el INDEC. Con el país en recesión desde el segundo trimestre de 2018, la caída del PIB el año pasado fue de 2.5% y el Fondo Monetario Internacional (FMI) predijo que será de 3.1% en 2019 y de 1.3% en 2020.
El INDEC confirmó a mediados de este mes que la inflación o Índice de Precios al Consumidor (IPC) aumentó 5.9% de agosto a septiembre de 2019. El incremento de diciembre de 2018 a septiembre de 2019 fue de 37.7% y de 53.5% de septiembre del año anterior a septiembre pasado, precisó. El FMI previó que la inflación cerrará 2018 en 57.3%, una de las más altas del mundo.
Argentina registró un déficit fiscal cercano a 7% del PIB en 2015 y logró bajarlo a 0.5% en 2019, aunque sometida a los mandatos del FMI que, a mediados de 2018, le concedió un préstamo de 57 mil millones de dólares (44 mil millones ya desembolsados) al quedarse sin otras fuentes de financiamiento foráneo. La deuda pública externa es de unos 315 mil millones de dólares o 68% del PIB a junio anterior, pero la proporción se aproxima a 100%.
Con una población económicamente activa de unos 21 millones de argentinos, hay 10.6% o más de 2.2 millones de desempleados y unos 5.2 millones de subempleados. La FAO (organismo de la ONU que se dirige a la alimentación y la agricultura) dijo que el número de desnutridos subió de 1.5 millones (2013-2015), como recibió Macri, a 2.1 millones (2016-2018). La cifra de argentinos con inseguridad alimentaria severa escaló de 3.8 millones en el trienio 2015-2017 a 5 millones en 2016-2018.