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Bruselas.— El Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED) prevé que México cierre este año con un nuevo récord de homicidios, al tiempo que alerta sobre la evolución de los cárteles de la droga en organizaciones insurgentes.
En México hay “alto riesgo de que se convierta en insurgencia el mercado delictivo del cártel”, advierte en su informe sobre los 10 conflictos más preocupantes en 2020.
La alerta se desprende de la serie de incidentes “brutales” registrados el año pasado y que ilustran cómo los cárteles están adoptando cada vez más técnicas de insurgencia.
El documento menciona la violencia desatada en Culiacán para liberar de las manos del Ejército a Ovidio Guzmán, uno de los hijos de Joaquín "El Chapo" Guzmán; la masacre de la familia mormona LeBarón en Chihuahua, y el asalto “estilo invasión militar” en Villa Unión, Chihuahua, que dejó 22 muertos.
“Incidentes como el ataque de represalia del Cártel de Sinaloa tras el arresto del hijo de "El Chapo" aumentan el temor de que [Las organizaciones criminales] puedan parecer más fuertes que los militares”, indica.
El ACLED es una asociación sin fines de lucro, financiada por instancias como el Ministerio de Exteriores de Países Bajos y la Oficina Federal de Exteriores de Alemania.
Está encabezada por Clionadh Raleigh, catedrática de la Escuela de Estudios Globales de la Universidad de Sussex y experta en violencia política. Los datos generados por el equipo de expertos son usados como referente por instituciones académicas, centros de investigación y actores globales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE) y el Comité Internacional de la Cruz Roja.
El apartado sobre México hace referencia al deterioro de la situación de la seguridad en 2019 y proyecta los escenarios que podrían presentarse durante el año en curso.
Al margen de los más de 31 mil homicidios contabilizados en los últimos 12 meses, el ACLED registró en ese periodo 12 mil 700 eventos de protesta y violencia política, así como más de 9 mil 200 fatalidades.
Aunque hubo disturbios, protestas y actos de violencia política por el territorio nacional, la mayoría de los incidentes contabilizados se concentraron en entidades del sur.
El 77% de los eventos registrados fueron actos de violencia delictiva contra civiles; mientras que 15% correspondió a enfrentamientos entre fuerzas del Estado y milicias; 6% a choques entre organizaciones criminales, y 1% a agresiones de actores estatales contra civiles.
“La cobertura de ACLED sobre México demuestra un panorama de violencia política vigente y letal, dominado por la violencia criminal y de drogas”, sostiene. “El débil aparato de seguridad, aunado a la fragmentación de los grupos armados, indica que el conflicto continuará extendiéndose e intensificándose en 2020, con la posibilidad de que se convierta en una insurgencia”.
Preocupan además las críticas de que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido incapaz de desarrollar una coherente y efectiva política de seguridad para combatir la violencia ligada a los cárteles.
Señala que el encargo hecho por el Mandatario a la Guardia Nacional para que atienda el problema, podría prolongar la fallida militarización de la seguridad. Sostiene que la violencia estructural requiere soluciones a largo plazo, como el fortalecimiento de la policía, la justicia y los sistemas penitenciarios.
“México se enfrenta a un mercado criminal cada vez más complejo, fragmentado y multipolar, y es poco probable que estos problemas estructurales se resuelvan a corto plazo, lo que incrementa la posibilidad de que se intensifique el conflicto agravado este año”, indica.
El reporte anticipa: “Se espera que en 2020 la brutal violencia cotidiana continúe sin cesar y las tasas de homicidio vuelvan a batir récords”.
El estudio precisa que la escala de violencia responde a los altos niveles de impunidad, a la deficiente capacitación de las fuerzas de seguridad y la debilidad de las instituciones públicas, a la fragmentación de los cárteles causada por una campaña de seguridad dirigida a eliminar descabezarlos, lo que resultó en una fragmentación de seis agrupaciones a 37, compitiendo por el control de las rutas de trasiego.
“Otro factor que contribuye al alza de la violencia es el reciente cambio en el poder. La rotación política puede correlacionarse con el aumento de los índices de violencia, ya que las pausas de coexistencia entre servidores públicos y grupos delincuenciales se ven socavadas, lo que genera incertidumbre en medio de una lucha por nuevos arreglos”.
El resto de la lista de los 10 conflictos, establece, la conforma la región del Sahel, Yemen, India, Somalia, Irán, Afganistán, Etiopía, Libia y Estados Unidos, en donde la retórica podría desembocar en violencia por odio y desorden político.