Un escándalo que involucra a un hijo del presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, ha empañado los días previos a su toma de posesión —la próxima semana— y ha manchado la reputación del ex diputado de extrema derecha, quien ganó la elección bajo la promesa de poner fin a años de malas prácticas políticas.

Bolsonaro, quien fue congresista durante casi 30 años, asumirá la presidencia de Brasil el 1 de enero después de que una sólida victoria electoral le dio el mandato para contener a violentas bandas de narcotraficantes, reducir la burocracia para reactivar a la economía brasileña y perseguir a la corrupta clase política del país. Sin embargo, un caso que involucra a su hijo, el diputado por Río de Janeiro y senador electo, Flávio Bolsonaro, y a su ex chofer, Fabrício Queiroz, ha empañado su gran día.

El escándalo surgió luego de que el Consejo para el Control de Actividades Financieras (COAF) de Brasil identificó 1.2 millones de reales (305.033 dólares) que pasaron por la cuenta bancaria de Queiroz en 2016 y 2017, quien estuvo en la nómina de Flávio Bolsonaro durante años como chofer y asesor.

Algunos pagos fueron realizados a la esposa del presidente electo, Michelle Bolsonaro.

Queiroz oficialmente ganaba 5 mil 878 dólares al mes como chofer de Flávio Bolsonaro.

Luego de alegar problemas de salud como el motivo para no asistir a dos reuniones previas con fiscales para explicar el origen del dinero, Queiroz dijo en una entrevista con la red SBT el miércoles que el dinero en su cuenta se debía a un negocio aparte de compraventa de autos: “Soy un hombre de negocios. Hago dinero”, aseguró.

Jair Bolsonaro afirmó que la transacción a su esposa correspondía a un pago de Queiroz por un préstamo personal y agregó que si había cometido el error de no declarar ese dinero lo rectificaría con las autoridades tributarias. Michelle Bolsonaro no ha comentado públicamente sobre el tema.

Flávio Bolsonaro, quien fue citado por investigadores para que explique la procedencia del dinero después de que su ex chofer no se presentó la semana pasada, dijo que Queiroz le dio una explicación “plausible” y que las acusaciones tienen como objetivo desestabilizar a la familiar Bolsonaro.

“Desde que este caso salió a la luz, ha habido un espectáculo de evasiones y explicaciones no convincentes por parte de los Bolsonaro (...) [sobre] un episodio con implicaciones relevantes para la política nacional”, publicó Folha de S.Paulo, el periódico más grande de Brasil, en un editorial ayer, un día después de que Queiroz hablara en una entrevista en una estación de televisión favorable a Bolsonaro.

Algunos críticos han comenzado a cuestionar las banderas anticorrupción con las que se presentó el presidente electo y a preguntarse si el clan político de los Bolsonaro realmente representa un nuevo tipo de política en un país cansado de investigaciones por corrupción.

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