Estados Unidos finalmente ratificó el nuevo tratado comercial con México y Canadá, el conocido como T-MEC. El presidente Donald Trump estampó la firma en una ocasión “muy histórica”, que deja el acuerdo a un solo paso de que pueda ser implementado y sustituya definitivamente el “catastrófico” actual Tratado de Libre Comercio (TLCAN).
La ratificación sucedió 425 días después de la firma del acuerdo inicial en Buenos Aires. Desde entonces hubo muchos obstáculos, nuevas pláticas, renegociaciones de ciertos aspectos del pacto.
Finalmente se pudo concluir, y la Casa Blanca organizó una ceremonia de gran pomposidad para lo que considera una “victoria colosal”.
“Por fin estamos terminando con la pesadilla del TLCAN”, se congratuló Trump, jocoso de cumplir otra de sus promesas electorales justo en el inicio de su campaña de reelección, algo que le beneficiará en estados clave como los del cinturón industrial del medio-oeste.
Con su habitual carácter hiperbólico, Trump enalteció los beneficios del nuevo tratado comercial, asegurando que significará un aumento de 1.2 puntos del crecimiento económico del país. Una cifra que su gabinete situó en menos de la mitad en sus perspectivas más optimistas, y que la Comisión Internacional de Comercio situó en 0.35% en seis años.
“Por primera vez en la historia de Estados Unidos, hemos reemplazado un acuerdo comercial desastroso que recompensaba el outsourcing con un acuerdo comercial verdaderamente justo y recíproco que mantendrá empleos, riqueza y crecimiento aquí en los Estados Unidos”, resumió.
Trump tuvo palabras de agradecimiento para México, por el el trabajo para que el tratado saliera adelante y recordando su “increíble amistad” con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, y como viene siendo habitual, el mandamás estadounidense no da puntada sin hilo, y tuvo que recordar que con México da una de cal y una de arena: sin venir a cuento citó que está construyendo una “gran y poderoso muro” en la frontera.
Eso ante una nutrida delegación mexicana, encabezada por el canciller Marcelo Ebrard. Estuvo acompañado por el subsecretario para América del Norte y negociador del T-MEC, Jesús Seade; la secretaria de Economia, Graciela Márquez; la subsecretaria de comercio exterior, Luz María de la Mora; y la embajadora mexicana en Washington, Martha Bárcena.
El canciller Marcelo Ebrard dijo que con la firma del T-MEC "la etapa de incertidumbre para nuestra economía va concluyendo".
"Una vez el parlamento canadiense lo apruebe iniciará nueva etapa para los tres países", escribió en Twitter.
También estuvo representado el sector privado con Moisés Kalach, coordinador del Consejo Coordinador Empresarial (CEE). Por parte de Canadá solo asistió su embajadora interina.
Los grandes ausentes fueron los legisladores demócratas, artífices del texto final del tratado con sus exigencias para que pudiera ser aprobado en una Cámara de Representantes que controlan.
Canadá y México son los dos principales mercados de exportación de los bienes estadounidenses. Se espera que el nuevo pacto, junto con la firma de un acuerdo de "Fase Uno" con China, reduzca las tensiones comerciales que contribuyeron a frenar el crecimiento económico a nivel mundial.
Donald Trump ha presentado el acuerdo como "un nuevo modelo de comercio para el siglo XXI". En declaraciones a sus partidarios en un mitin en Nueva Jersey el martes por la noche, Trump dijo: "Mañana reemplazaremos la pesadilla del TLCAN, uno de los peores acuerdos comerciales de la historia".
El TLCAN, que entró en vigencia en 1994, derribó las barreras comerciales entre los tres países de América del Norte y el comercio entre ellos aumentó, pero Trump y otros críticos dijeron que el TLCAN alentó a las fábricas a abandonar Estados Unidos y reubicarse en México para aprovechar la mano de obra con salarios más bajos.
Con información de AP