Estos glaciares tropicales son una fuente de agua para millones de personas.
"La deforestación y los incendios en la Amazonia, que ocurren principalmente en Brasil, Bolivia y Perú, no pueden ser considerados simplemente un problema regional", señaló Newton de Magalhães Neto, investigador de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro en Brasil, quien lideró el estudio publicado en la revista Scientific Reports.
"Esos incendios tienen implicaciones sociales a escala continental, porque acelerar la pérdida de los glaciares aumenta el riesgo de una crisis de agua y la vulnerabilidad de numerosas comunidades andinas ante el cambio climático".
Los glaciares tropicales son aquellos situados entre las latitudes 30° norte y 30° sur. El 99% de estos glaciares están en la cordillera de los Andes: 71% en Perú, 20% en Bolivia, 4% en Ecuador y 4% en Colombia y Venezuela.
Carbón negro y polvo
Los científicos analizaron con modelos de computación el movimiento de las partículas de humo de los incendios y su efecto en el hielo de los Andes. Y verificaron sus conclusiones con imágenes satelitales.
Los investigadores se centraron en el impacto del humo en el glaciar Zongo en Bolivia y centraron su análisis en los años 2007 y 2016, cuando se registraron grandes incendios en la Amazonia.
De Magalhães Neto y sus colegas encontraron que los aerosoles generados por la quema de biomasa, como el carbón negro y partículas de polvo, son transportados por el viento hacia los glaciares tropicales de los Andes.
Allí se depositan en la nieve y la oscurecen, reduciendo la capacidad de la nieve y el hielo de reflejar la luz en lugar de absorberla.
"Una vez que el carbón negro se deposita en la superficie de la nieve y el hielo reduce su capacidad de reflejar la radiación solar", explicó De Magalhães Neto.
Y esto genera un proceso que se retroalimenta. La superficie más oscura absorbe más energía del Sol con lo que se amplifica el derretimiento del glaciar.
Los científicos señalaron que fenómenos similares ya fueron observados tras incendios en otras partes del mundo.
"Groenlandia recibe grandes cantidades de carbón negro por la quema de combustibles fósiles en industrias de América del Norte y Europa", señaló De Magalhães Neto.
"Y el carbón negro de la quema de combustibles fósiles en el hemisferio norte ha acelerado el derretimiento de los glaciares en el Ártico".
El modelo desarrollado por los investigadores mostró que solo el carbón negro o el polvo pueden aumentar el derretimiento anual en los glaciares en un 3% a 4%. Cuando ambos factores están presentes el incremento puede llegar a 6%.
Si las concentraciones son altas, el polvo puede aumentar la pérdida en un 11% a 13%, y el carbón negro en un 12% a 14%.
Los datos indican que el impacto de los incendios depende de las concentraciones de polvo o carbón que se depositan en la nieve.
El estudio plantea serios interrogantes y pone en evidencia que todo en la naturaleza está interconectado en formas que aún no se comprenden totalmente.
La continua quema de bosque amazónico para generar áreas agrícolas o ganaderas puede tener un serio impacto en los glaciares andinos.
Otros estudios demostraron que el bosque amazónico contribuye además a lluvias a cientos de kilómetros al sur, en Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
Ryan Wilson, de la Universidad de Huddersfield en Inglaterra, ha venido estudiando durante cinco años el impacto del cambio climático en los glaciares de los Andes.
"Los nuevos datos llaman la atención sobre un factor adicional que puede afectar el derretimiento en los Andes tropicales", afirmó Wilson.
"El estudio se centró en un glaciar, y necesitamos investigaciones futuras para comprender el impacto a escala regional".