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Marco Antonio Gama Basarte, senador electo por San Luis Potosí por el Partido Acción Nacional, reiteró su postura en contra de la exploración y explotación de hidrocarburos mediante la fractura hidráulica, “no al fracking en México y mucho menos en nuestra Huasteca potosina”.
Dijo que ante la actividad que ya desarrollan multinacionales petroleras como Schlumberger que ha notificado al municipio de Tanlajás el almacenamiento, manejo y uso de explosivos, es necesario que se transparenten y se informe de todos los permisos y autorizaciones otorgados para practicar el fracking.
Ante ello, sostuvo que presentará un punto de acuerdo y todas las iniciativas necesarias para tener acceso a esta información y detener el fracking en la zona Huasteca, dado el daño que la actividad puede causar en toda la región.
Lamentó también que por un lado la Secretaría de Energía y Pemex nieguen la implementación del fracking en la Huasteca y por el otro, las grandes multinacionales petroleras anuncien a los municipios que iniciarán operaciones.
Señaló que el fracking o fractura hidráulica del subsuelo constituye un verdadero ecocidio, porque requiere entre 9 y 29 millones de litros de agua para perforar un solo pozo, lo que no solo pondría en riesgo a los ecosistemas de la Huasteca, sino también el acceso a este vital recurso a todas las comunidades indígenas que de por sí, ya sufren por carecer de la misma.
Estudios científicos han documentado serios daños a la salud de las personas que habitan en las cercanías de dichos proyectos, agregó.
“Los expertos señalan que al menos 25 por ciento de las sustancias utilizadas en las distintas mezclas de perforación pueden causar cáncer y mutaciones, 37 por ciento afectar al sistema endocrino, 40 por ciento provocar alergias y 50 por ciento dañar el sistema nervioso”, agregó.
Asimismo, la población (comunidades indígenas de origen Tének y Náhuatl) que habitan cerca de los pozos tiene 66 por ciento de probabilidad de padecer cáncer asociado a la contaminación atmosférica, además de que se puede poner en riesgo otras actividades productivas de la zona como son la agricultura, ganadería y el turismo debido al uso de explosivos en el subsuelo.
Por ahora se sabe que los municipios de Ébano, San Antonio, Tamuín, Tanlajás y San Vicente, es en donde se practicaría el fracking pero el perjuicio que acarreará esa práctica se extenderá al resto de los ayuntamientos.
apl