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Con rituales, pueblos originarios de SLP invocan la lluvia ante la desesperación por falta de agua

Hace seis años que no cae un aguacero que llene presas, norias y pozos del lugar; comunidad tének pide al dios de la luna y las estrellas que tenga compasión y envíe agua en abundancia

Con rituales, pueblos originarios de SLP invocan la lluvia ante la desesperación por falta de agua. Foto: Nancy Lizet Hernández
22/06/2022 |15:02
Nancy Lizet Hernández
RedactorVer perfil

La comunidad tének de la Huasteca potosina atraviesa por una de las crisis más severas por falta de agua; los habitantes de Francisco Cuayalab, en el municipio de San Vicente, están desesperados y claman con rituales que la lluvia caiga y llene sus presas y pozos, pues no cuentan con red hidráulica que garantice su derecho al agua.

Son dos mil 600 habitantes los que viven en esta comunidad clavada en la zona serrana de San Vicente, el 70 por ciento de ellos sólo habla la lengua tének.

En marzo hicieron el último ritual para pedir al dios de la lluvia, de la luna y las estrellas, que tenga compasión y por fin un aguacero traiga agua en abundancia.

Con rituales, pueblos originarios de SLP invocan la lluvia ante la desesperación por falta de agua

En el centro ceremonial del lugar, el anciano con el bastón de mando es el encargado de oficiar el ritual, en la tierra se colocan palos que representan los cuatro puntos cardinales, y ahí, en medio de danzas, música y ofrenda, la fe de los más de dos mil tének se une pidiendo con fervor que sus rezos y plegarias sean escuchados.

Alfonso González, representante de los pueblos indígenas en el Ayuntamiento de San Vicente, narra que está práctica ancestral se realiza tan frecuentemente como es necesario, en este año no se ha dejado de hacer mes tras mes, pues atestigua que las presas y pozos están quedando secos.

"Cada mes, por ejemplo, está temporada mes de la lluvia es cuando se puede y reclama a diosito, se hacen rezos, se ponen cuatro puntos, ofrendas como los famosos botines y más ahorita se hizo porque no ha llovido, por eso se está haciendo seguido", comparte.

Con rituales, pueblos originarios de SLP invocan la lluvia ante la desesperación por falta de agua

Pueblos con raíces indígenas en el olvido

Laurencia, habitante de la comunidad define como "inhumano" la forma en la que las familias de San Francisco Cuayalab viven, pues no es sólo la falta de lluvia la que los tiene en estas condiciones, sino la falta de voluntad de las autoridades, pues aunque desde hace tres años se inició con el proyecto para dotar de infraestructura para el suministro de agua, la obra sigue estancada.

Gudelia tiene 26 años, es madre de tres hijos, el más pequeño lo lleva día y noche sobre su espalda amarrado con un rebozo que cruza todo su pecho; con su bebé a cuestas y costales de ropa sobre su cabeza, la joven madre después de dejar a sus dos hijos mayores en la escuela camina media hora entre la sierra hasta la presa La Reina, para ahí finalmente lavar.

Su tarea no termina después de fregar la ropa contra las piedras, pues de ahí, donde también comen y se bañan los animales, acarrea hasta pasada la tarde junto con su pequeño hijo en rebozo, cubetas de agua para poder bañar a sus niños, lavar trastes y hacer de comer.

Con rituales, pueblos originarios de SLP invocan la lluvia ante la desesperación por falta de agua

Con un semblante esperanzador, Laurencia insiste: "es inhumano, yo tengo una niña de 17 años con discapacidad, cuando bajó a lavar a veces subo y ella está ya toda sucia por sus necesidades y otra vez bajo por agua".

El presidente municipal, Jesús Soni Bulos, relata que es necesario el apoyo de la federación y del estado, pues la obra para garantizar el acceso al agua cuesta 11 millones de pesos, esto es, casi la mitad del presupuesto que reciben, lo cual, dejaría desprotegidas a 144 localidades más que conforman el municipio.

El último ritual que hicieron en San Francisco Cuayalab les trajo una ligera lluvia, aunque están agradecidos saben que fue insuficiente, por ello mantienen ininterrumpidamente el ritual para que caiga una fuerte lluvia que llene los campos, que les permita limpiarse el sudor y calmar su sed.