La muerte de un hombre centroamericano que viajaba con su hija durante una operación policial en Saltillo, estado de Coahuila, es una alarmante señal del enfoque cada vez más hostil de México hacia las personas migrantes y solicitantes de asilo, manifestó hoy Amnistía Internacional (AI).

"Las autoridades mexicanas deben tratar a las personas migrantes y sus familias con humanidad, no perseguirlos o dispararles", dijo Erika Guevara-Rosas, directora de AI para las Américas.

Amnistía recordó que el 31 de julio, aproximadamente 10 migrantes abandonaron la Casa del Migrante Saltillo, en Coahuila, para dirigirse a las vías férreas cercanas por donde pasan trenes de carga que van camino a Estados Unidos. Según una declaración del personal del albergue, había mujeres, niños y bebés entre el grupo.

"Durante la noche, agentes policiacos de Coahuila abrieron fuego y mataron a un hombre centroamericano cerca a su hija de ocho años. La información pública basada en las declaraciones de los testigos señala el hecho de que agentes de la Policía Federal y del Instituto Nacional de Migración también podrían haber participado en el incidente, aunque las autoridades federales lo negaron", expuso.

Añadió que las autoridades estatales informaron que un hombre del grupo llevaba un arma y que por su parte, los oficiales "repelieron" una agresión. "Sin embargo, para entrar al albergue de migrantes de Saltillo las personas son rigurosamente revisadas en busca de armas, drogas o teléfonos celulares, y tienen que cumplir con estrictas reglas de disciplina", añadió la organización.

"Las autoridades estatales de Coahuila, así como las autoridades federales de seguridad y migración de México, tienen serias preguntas que responder sobre un hombre muerto a disparos cerca de su hija, si no pueden probar que el oficial de policía estaba reaccionando a una amenaza inminente, dijo Guevara-Rosas.

Añadió que "las autoridades deben llevar a cabo una investigación inmediata, independiente e imparcial de este terrible incidente y llevar a toda persona sospechosa de haber cometido un delito ante la justicia en un juicio justo".

Este jueves, la asociación civil Casa del Migrante Saltillo informó en un boletín que un migrante salvadoreño murió la noche del miércoles al ser baleado por agentes policiales de Coahuila (norte), después de salir con otros migrantes de un albergue en la ciudad de Saltillo.

La organización indicó que mientras esperaban el tren a escaso kilómetro y medio del albergue, los migrantes "fueron sorprendidos por un operativo conjunto entre agentes del Instituto Nacional de Migración, la Policía Federal y presuntamente elementos del Grupo de Operaciones Especiales del Estado de Coahuila".

Afirmó que los agentes empezaron a perseguir a los migrantes y detuvieron a varios de ellos, incluyendo una niña y su madre "a quien de manera por demás cruel separaron de su bebé de aproximadamente dos años, que fue escondido por las demás personas migrantes para proteger su vida cuando se dieron cuenta de los disparos".

El texto añadió que un padre salvadoreño, cuyo nombre no proporcionó, "corrió al lado de su pequeña hija de ocho años, quien presenció cómo cayó asesinado por elementos del Estado".

Por su parte, la Fiscalía de Coahuila emitió un boletín en el que indicó que según el reporte preliminar de la Policía de Investigación Criminal, a raíz de un operativo realizado por esa corporación cerca de las vías del ferrocarril, cuatro hombres agredieron verbalmente a los policías.

"Uno de ellos saca de entre sus ropas un arma de fuego y realiza disparos, mientras que las otras personas huyeron en forma pedestre. Los oficiales repelen la agresión con sus armas de cargo, por lo que el agresor cae abatido", apuntó.

A su vez, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno federal aseguró en un comunicado que "los elementos de la Policía Federal y el personal del Instituto Nacional de Migración no participaron en ningún operativo relacionado con estos hechos".

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