Tras huir de la violencia en el sureste mexicano, Sebastián González Díaz buscó refugio en Canadá, país en donde encontró la muerte. Ahora su familia busca repatriar el cuerpo hasta su lugar de origen, pero ello les cuesta 12 mil dólares canadienses que el consulado mexicano en Montreal les ha negado.

El pasado 27 de diciembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que el gobierno mexicano no eliminará recursos para repatriación de cadáveres de connacionales y reafirmó que ello correrá a cargo de México.

“Es nuestra responsabilidad el que no le falte nada a quien pierde la vida en otro país, que los mexicanos sean atendidos. Es responsabilidad de los consulados y no debe haber limitaciones presupuestales.

“Que quede esto como una instrucción, como un memorándum: todos los gastos funerarios de migrantes corren a cargo del gobierno de la República”, declaró el Jefe del Ejecutivo federal el pasado 27 de diciembre en su cotidiana conferencia de prensa matutina.

Ahora, María José Barragán exige que el Mandatario mexicano cumpla su palabra y se le apoye para poder llevar el cuerpo de su esposo, Sebastián González Díaz, desde Montreal, Canadá, hasta Tabasco.

El cónsul de México en Montreal, Alejandro Estivil, notificó a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) sobre el caso, a la espera de recibir instrucciones, toda vez que lo autorizado para apoyar en este tipo de situaciones son mil 800 dólares.

De acuerdo con fuentes diplomáticas, el problema con la instrucción del Presidente de la República, que dejó incluso como un memorándum verbal, es que existe un reglamento sobre la repatriación de cuerpos de mexicanos que mueren fuera del país.

“La norma tiene que ser modificada y hasta el momento no ha llegado a las representaciones diplomáticas ninguna comunicación oficial al respecto”, comentó una fuente de la Cancillería.

De acuerdo con la norma vigente, se brinda un apoyo económico cuando un mexicano muere fuera del país, siempre y cuando sus deudos demuestren que están en condición de vulnerabilidad y no puedan cubrir la repatriación.

Un diplomático, que pidió omitir su nombre para evitar represalias, comentó que el problema con la gran cantidad de connacionales es que llegan a tener accidentes en automóvil o de trabajo, por ejemplo, y las compañías aseguradoras les entregan dinero en efectivo para cubrir los gastos hasta de repatriación, y a pesar de ello se llega a buscar que el consulado correspondiente también les cubra gasto.

Para evitar los abusos, las autoridades consulares mexicanas no hacen pagos en efectivo a los deudos, sino que cubren el gasto directamente con la funeraria.

Cuando un migrante muere en su intento por llegar de manera irregular a Estados Unidos la autoridad mexicana sí cubre el gasto de repatriación del cuerpo, por la circunstancia en que ocurrió el hecho.

La historia

Sebastián González Díaz tenía un año viviendo en Montreal, Canadá, lugar al que llegó acompañado de su esposa, María Barragán, y sus dos pequeñas hijas, hoy de seis y cuatro años de edad.

El joven de 25 años de edad vivía en Cancún, Quintana Roo, de donde salió huyendo por motivos de violencia.

A Canadá llegó y metió una solicitud de refugio para él y su familia, misma que fue aceptada por la autoridad migratoria canadiense.

La familia González Barragán estuvo viviendo bajo la protección de la autoridad migratoria de Canadá, que brinda, a quienes están a la espera de que se otorgue el refugio o no, apoyo económico.

En junio pasado, Sebastián tuvo noticias de que a su hermano lo mataron en Cancún.

“Esta familia llegó a Montreal en una situación muy complicada. Sebastián tenía una depresión y estrés que no fue tratado”, comentó Emiliano Ortega, locutor mexicano en Montreal, que se dedica, además, a brindar apoyo a la comunidad inmigrante latinoamericana en aquella parte del país.

Sebastián consiguió un trabajo y, al percibir más dinero del que se brinda por la ayuda gubernamental, el apoyo se le retiró.

Sin embargo, relató Emiliano Ortega, el problema para esta familia es que a Sebastián le quitaron horas de trabajo y a finales de noviembre perdió el empleo, por lo que volvió a solicitar el apoyo gubernamental, pero se le negó porque, de acuerdo con lo que percibió durante el tiempo que trabajó, podía llegar a febrero próximo, cuando se le volvería a apoyar.

Sin embargo, este tabasqueño decidió, el pasado 25 de diciembre, quitarse la vida.

“Dejó a su esposa y a sus dos hijas en el desamparo porque él era el sustento. María José no habla inglés ni francés, tampoco las niñas. El departamento en donde vivían lo perdieron y ahora viven con una amiga que tiene apenas una cama, una mesa con dos sillas y ya”, señaló Emiliano Ortega.

Tras la muerte de Sebastián, el cuerpo se mantuvo en la morgue hasta el 30 de diciembre pasado. Se recurrió al consulado de México en aquella región para solicitar el apoyo consular, sin embargo, la respuesta fue que no se puede ayudar con la totalidad del gasto para repatriar, pero ante todo primero se tiene que determinar si se trata de un caso de vulnerabilidad o no.

El consulado no se desentendió en su totalidad del asunto. El cuerpo de Sebastián permanece, desde el 30 de diciembre pasado, en una funeraria que el personal consular ayudó a contactar.

El cónsul Alejandro Estivil envió una comunicación “extraurgente” a la Cancillería mexicana para comentar que la señora María José Barragán se presentó en el consulado para pedir que el gobierno de México cumpla con la totalidad del costo de repatriación del cuerpo hasta su lugar de origen, ello en cumplimiento con lo que prometió el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Incluso, comentó que Gustavo Alcocer, visitador adjunto de la Comisión de Derechos Humanos de Tabasco, llamó al consulado para solicitar información del caso, toda vez que la familia de Sebastián recurrió a esta institución para solicitar el apoyo.

A esto se suma que, por razones religiosas, la familia no autoriza que el cuerpo sea cremado.

El cónsul Alejandro Estivil ha solicitado instrucciones a la Cancillería mexicana para saber cómo actuar en el caso, porque el costo de repatriación es de cerca de 8 mil dólares estadounidenses, cuando lo autorizado son mil 800 en casos de vulnerabilidad comprobada.

El cuerpo de Sebastián González podrá permanecer en la funeraria hasta el próximo domingo 5 de enero, fecha en que la familia deberá conseguir el dinero.

Por ahora, detalló Emiliano Ortega, se busca apoyo económico a través de organizaciones, de la Iglesia y se ha logrado juntar unos 2 mil 800 dólares canadienses, cuando la meta son 12 mil.

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