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Desde hace 20 días la tripulación del helicóptero MI-17 de la Secretaría de Marina (Semar), integrada por un primer y segundo comandante de aeronave, así como tres mecánicos, tiene a su cargo la vigilancia aérea del poliducto Tuxpan-Azcapotzalco, el más afectado por los huachicoleros del Estado de México, Hidalgo y Puebla.
Estos marinos son los vigías por aire, encargados de ubicar posibles conductas delictivas, desde que arrancó la estrategia federal contra el robo de combustible de Pemex.
Llevan alrededor de 40 recorridos de disuasión aleatorios, dos por día, e identifican el tramo Azcapotzalco-Huauchinango, Puebla, como el más acechado por los grupos de chupaductos, que operan tanto de día como de noche.
Los marinos llevan alrededor de 40 recorridos de disuasión aleatorios, dos por día, para contrarrestar la presencia de huachicoleros.
A bordo del MI-17, de fabricación rusa, el personal naval despega todos los días del helipuerto del Centro de Estudios Superiores Navales, en el que se queda un helicóptero Black Hawk para apoyo en caso de emergencia.
Inician las labores de vigilancia en la refinería de Azcapotzalco, en la Ciudad de México, al sobrevolarla, mientras otros elementos de la Marina, Ejército y Policía Federal están pendientes, desde tierra, de algún reporte sobre cualquier situación extraña en el inmueble que abastece de gasolina a la capital del país.
Posteriormente, siguiendo la ruta del poliducto que transporta gasolina, recorren los municipios de Otumba, Tlanalapa, Estado de México, y Huauchinango, Puebla, con alta incidencia de robo de combustible.
El segundo comandante de la aeronave, cuyo nombre se reserva por seguridad, afirma que desde el aire se tiene un mayor rango de visión, lo que permite identificar cualquier situación sospechosa en las líneas de Pemex.
Afirma que los helicópteros MI-17 y Black Hawk, que la Semar emplea en este tipo de operaciones, permiten un amplio reconocimiento de instalaciones y maniobras de disuasión.
Grupos de personas y vehículos cerca de los ductos, comenta después de realizar un patrullaje de vigilancia, son indicador de que se podría estar sustrayendo combustible de una toma clandestina, por lo que, al detectarlo desde el aire, la tripulación del MI-17 avisa y da la ubicación a las fuerzas federales en tierra para que actúen de inmediato.
“Ya tenemos identificados los diferentes ductos y al momento de encontrar algo, ya sea vehículos o algo anormal sobre éstos, hacemos el reporte correspondiente para que las fuerzas en tierra puedan acudir y realicen una revisión con mayor precisión y hagan lo correspondiente.
“La forma en la que nosotros identificamos el ducto es ubicar un largo camino como si estuviera rastrillado y así, si hay algo cerca de ese camino, entonces pasa algo raro”, detalla.
El segundo comandante precisa que realizan sobrevuelos de día y de noche para disuadir la presencia de los huachicoleros que, ante la presencia de las autoridades federales, disminuyeron sus actividades ilícitas.
Entrevistado durante el vuelo, uno de los mecánicos del helicóptero MI-17 afirma que en los recorridos han visto a grupos de personas recolectando combustible de una fuga.
“Desde el aire hemos visto a la gente recolectar el combustible de una fuga del ducto y, a través de los equipos de comunicación, se da aviso al personal de tierra para que ellos hagan su labor”, detalla.
Desde la implementación del plan de combate al robo de combustible, el personal de la Marina en tierra y aire ha asegurado 95 tomas clandestinas, la mayoría conectadas al mencionado poliducto que atraviesa alrededor de 30 municipios de Veracruz, Puebla, Hidalgo y Estado de México.
La Semar vigila 11 instalaciones de Pemex que tiene a cargo por la inseguridad, entre las que destacan las refinerías de Salina Cruz, Oaxaca, y Ciudad Madero, Tamaulipas.