Pablo “N”, de 69 años de edad, fue denunciado por el presunto abuso sexual de la hija de Maribel, su pareja sentimental.

La madre, de 41 años, contó que llevaba cinco meses de noviazgo con el sujeto, cuando la menor de ocho años de edad, fruto de una relación pasada que ella tuvo, le dijo que Pablo la había tocado cuando ambas fueron a visitarlo el pasado 23 de enero del año en curso.

En entrevista con EL UNIVERSAL, la madre de la menor, quien prefirió omitir el nombre de la pequeña, expresó que denunció a su pareja ante la Fiscalía Central de Investigación de Delitos Sexuales, adscrita a la Procuraduría General de Justicia, el mismo día que su hija le comentó lo sucedido.

En la carpeta de investigación, documento en poder de esta casa editorial, se relata que Maribel y su hija se encontraban en la casa del hombre, inmueble ubicado en la colonia Popotla, alcaldía de Miguel Hidalgo, al momento de los hechos; la madre estaba en la cocina preparando una sopa mientras que la menor y el sujeto se encontraban solos en la sala.

Fue en esos instantes cuando supuestamente, el agresor sentó a la niña en sus rodillas, de espaldas a él, y le preguntó si podía abrir las piernas. La pequeña se negó a la petición, pero el hombre le abrió ambas extremidades a la fuerza e introdujo su mano por debajo de su ropa interior.

La hija de Maribel declaró que Pablo introdujo el dedo en su recto y que en esos instantes, “su cuerpo se sintió mal” y que gritó, pero que su mamá no alcanzó a escucharla.

Esa misma noche, Pablo agredió a la niña de nuevo. De acuerdo con la declaración recabada por la Fiscalía especializada, éste frotó su pene en la vagina de la niña mientras ella estaba a solas con él en una recámara. “Pablo me soltó porque mi mamá me gritó que bajara a hacer mi tarea”, acusó la menor.

Maribel contó que esa noche su hija estaba muy callada y que al día siguiente se mostró con la misma actitud, hasta que al salir de la escuela, le comentó lo que el hombre le había hecho.

“En ese momento me encabroné y le hable (llamé) para decirle que con qué derecho había tocado a mi hija… Le dije que era un perro, un infeliz”.

En esa misma llamada, la mujer le advirtió al supuesto agresor que lo iba a denunciar y le colgó, pero Pablo volvió a llamar, alegando en primera instancia que todo era un malentendido, que un proceso jurídico como aquel lo iba a perjudicar, ya que él es abogado; sin embargo, Maribel sostuvo que hubo una segunda llamada en la que el sujeto le preguntó: “¿De qué manera lo podemos resarcir?”.

Maribel finalizó diciendo que Pablo no ha sido detenido y que su hija no es la misma que antes era vivaz e inquieta.

“Ahora me tengo qué enfrentar a una niña que hace comentarios tristes”, dijo, señalando que la niña recrea el suceso mediante juegos. “Yo voy a ser su abogada y usted me va a contar su historia de terror”, dijo la menor en cierta ocasión a su abuela.

La madre de la víctima explicó que el caso fue catalogado como abuso sexual por parte de las autoridades, ya que los hechos aún se encuentran bajo investigación.

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