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Al rendir un mensaje a la nación con motivo de su Primer Informe de Gobierno, el Presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que sus opositores están moralmente derrotados y, literalmente, tocó madera para que “los conservadores” no puedan construir una facción con la fuerza de los reaccionarios de otros tiempos.
“No dejan de existir ni queremos que desaparezcan, las protestas legítimas de los ciudadanos, ni los reclamos de nuestros adversarios, los conservadores que se oponen a cualquier cambio verdadero y están nerviosos o incluso fuera de quicio.
“Sin embargo, no han podido, y esto lo celebramos y toco madera, crear un grupo o una facción con la fuerza de los reaccionarios de otros tiempos. Además, lo digo con respeto, no quiero que se entienda como un acto de prepotencia, es lo que estoy percibiendo, están moralmente derrotados”, expresó.
En el Patio de Honor de Palacio Nacional, el Mandatario federal —sin portar la banda presidencial— enumeró 54 logros, apoyos y ahorros alcanzados en los primeros nueve meses de gobierno y remató diciendo que la mayoría de los ciudadanos, así como los empresarios, están de su lado cooperando. Se dijo optimista, pero sin aflojar el paso, puesto que no tiene derecho a fallar.
Ante unos 500 invitados, sin liderazgos de la oposición ante él, en un discurso que duró una hora con 37 minutos y con más de 30 interrupciones de aplausos, pidió dejar de lado “la hipocresía neoliberal” y reconocer que al Estado le corresponde atemperar las desigualdades sociales.
Explicó que la razón por la cual los conservadores están moralmente derrotados es que no han tenido oportunidad de establecer un paralelo entre la nueva realidad y el último periodo neoliberal “caracterizado por la prostitución y el oprobio, que se ha convertido en una de las épocas más vergonzosas en la historia de México”.
Ante empresarios, gobernadores, dueños de medios de comunicación —entre ellos el Director General de EL UNIVERSAL, Juan Francisco Ealy Lanz Duret— su gabinete legal y ampliado, el presidente López Obrador expuso que mientras los que se oponen al cambio “viven aturdidos y desconcertados”, la mayoría de los mexicanos apoya la transformación y están contentos, “feliz, feliz, feliz”.
Acompañado por su familia, con una mampara a sus espaldas que llevaba como inscripción “Tercer Informe de Gobierno” (tomando en cuenta el de los 100 días y el del 1 de julio), el Mandatario confesó que ha contado con suerte durante su administración porque no ha habido violencia política.
Deuda de seguridad. En su discurso, López Obrador reconoció que la seguridad es su principal desafío porque, a nueve meses, no son buenos resultados en la disminución de la incidencia delictiva. Sin embargo, dijo ser un hombre de desafíos, retos, perseverante, y “por eso puedo decir y estoy seguro de que vamos a lograr serenar al país, se va a pacificar México”.
Para esto pidió la coordinación de su gabinete, de los gobernadores y cerrar filas para no permitir el contubernio de la delincuencia con la autoridad, bajo la consigna de que quien proteja a delincuentes va a ir a la cárcel sin derecho a fianza.
Lanzó una severa crítica a los gobiernos del periodo 2006 a 2018 (Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto) por la estrategia de seguridad que, a su parecer, dejó un saldo pavoroso de muertos, desaparecidos, lesionados y una crisis en derechos humanos, además de una descomposición institucional sin precedentes.
“Se terminó la guerra de exterminio contra la llamada delincuencia organizada”, afirmó.
“Crecemos poco”. Y aunque enumeró los principales logros en materia económica, como la fuerza del peso y las inversiones, López Obrador reconoció que la economía crece poco, pero no hay recesión. Ante esto, pidió desechar la “obsesión tecnócrata” de medirlo todo en función del “simple crecimiento económico”.
“Nosotros consideramos que lo fundamental no es lo cuantitativo, sino la distribución equitativa del ingreso y de la riqueza. El fin último de un buen gobierno es conseguir la felicidad de la gente”.
Detalló que los apoyos de su gobierno llegan a cinco de cada 10 hogares, y en comunidades indígenas a nueve de cada 10.
En su discurso también exhortó a los legisladores a aprobar la revocación del mandato y que eliminen las trabas para la consulta popular.