Uruapan.- Este fin de semana, autoridades estatales y personal de Derechos Humanos rescataron a 21 niños de la Casa Hogar “Mamá Rosita”. Extrabajadores de ese lugar evidenciaron las malas condiciones en las que operaba ese internado.

“Mamá Rosita”, como también se le conocía a la religiosa encargada del lugar, les exhigía a los trabajadores y prestadores de servicio secrecía de lo que adentro ocurría.

La Fiscalía de Michoacán informó que personal a su cargo, del DIF estatal y de Derechos Humanos confirmó que el lugar no cumplía con las condiciones adecuadas para salvaguardar los derechos de salud e integridad de los menores.

Al supervisar las instalaciones, las autoridades y organismos señalaron que el lugar tampoco no contaba con los servicios básicos.

Además, encontraron alimentos caducados, colchonetas sucias y las instalaciones en deplorables condiciones.

Uno de los extrabajadores sociales relató que los niños sí eran maltratados; sin embargo, por el temor a las religiosas, los menores callaban y no les contaban nada.

El psicólogo, quien pidió el anonimato, contó que por más que intentaron con los niños, no lograron que les contaran la verdad.

Dijo que había incluso momentos en los que las monjas se metían a su espacio y estaban al pendiente de lo que platicaban con los niños.

“En una ocasión no le interesó mi protocolo y yo sí les dije (a los niños): ‘¿te llegan a golpear aquí?´… y fue cuando ella (la directora) se metió y dijo: ´no; nosotros jamás hemos golpeado a alguien´”, recordó.

El trabajador social consideró que el hecho de que la religiosa se adelantara a responder, por el niño, da mucho qué pensar y de qué hablar.

Otra persona que prestó su servicio social narró que aunque las religiosas les decían que la casa hogar sí tenía personal y servicios médicos, “la verdad nunca los vimos”.

Respecto a la comida, la mujer afirmó que a los niños regularmente les daban frijoles y lentejas, “pero así un platillo decente, no”.

Recordó que en una ocasión llegaron unas personas a regalar unos colchones para el albergue y “tal cual llegaron los colchones, los guardaron; jamás se los pusieron a los niños”, denunció.

Confirmó que las condiciones en las que vivían los menores eran precarias, al menos a las áreas donde a ellos les permitían estar, porque les restringían el acceso a otras.

Precisó que para que no vieran las malas condiciones, las áreas que le restringían a los psicólogos o trabajadores sociales eran los dormitorios y algunas ocasiones a la cocina.

A pregunta expresa, negó que los niños recibieran clases, a pesar de que el internado afirmaba que los menores recibían educación de preescolar y primaria.

La extrabajadora social dijo que nunca fue testigo de agresiones hacia los niños, pero que eran muy evidentes las huellas de maltrato que presentaban los niños en su cuerpo.

Precisó que a ella le tocó trabajar con los niños que no tenían familia y “me decían que ellos no querían estar ahí”.

“¿Por qué?... no sé; nunca me lo quisieron decir, pero su carita era así como de: ‘ayúdame; no quiero estar aquí’”, contó la licenciada en psicología.

El pasado viernes, personal del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, de Derechos Humanos y de la Fiscalía del estado rescataron a 21 menores del interior de un albergue conocido como “Mamá Rosita” establecido en la ciudad de Uruapan.

La fiscalía informó que una denuncia anónima los alertó de que los menores de edad vivían en malas condiciones e irregularidades al interior de esa casa hogar.

Durante el operativo, de 21 menores, 12 fueron entregados a sus familiares que acudieron al inmueble, ubicado en la colonia Los Ángeles.

Los nueve menores de edad restantes (ocho niños y una niña) fueron entregados a las autoridades del DIF y del procurador de Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes.

La Fiscalía de Michoacán advirtió que continuará con los actos de investigación que dieron origen a la denuncia.

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