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Esposado, con grilletes en los tobillos, pálido y despeinado, así fue la primera comparecencia de Genaro García Luna en la corte del Distrito Este de Nueva York, donde se declaró no culpable de los cargos de complicidad para tráfico de cocaína y falsedad de declaración.
Vestido con pantalón caqui, sudadera gris y tenis, apenas estuvo algunos minutos ante un juez que no será el que lleve su caso, Brian Cogan. Tampoco estuvo el abogado que se encargará de su defensa y que pertenece al prestigioso bufete Quinn Emanuel; sino un defensor de oficio, César de Castro, quien no tenía mucha idea de cómo estaba la situación al haber sido asignado apenas esta mañana.
Lejos de la imagen de hombre fuerte que manejó como secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón, García Luna se veía preocupado y buscaba constantemente a su esposa Linda Cristina y dos hijos -Genaro y Luna-, presentes en la comparecencia iniciada a las 14:00 horas locales.
Los gestos de solidaridad de los hijos no faltaron: puños en alto, palmadas en el pecho.
Además de la declaración de no culpabilidad - que se veía venir-, la defensa planteó que buscará fianza; la fiscalía, que el riesgo de fuga es muy alto y que evalúan la posibilidad de un acuerdo que evite un juicio.
Luego vino el anuncio de la siguiente audiencia, que será el 21 de enero. Al frente ahora sí estará Cogan, el magistrado que llevó el juicio de Joaquín "El Chapo" Guzmán
Al salir, Genaro y Luna volvieron a alzar los puños y se dieron palmadas en el pecho.
García Luna, con rostro cansado, se detuvo un momento para observar la escena, hasta que un oficial de la corte lo instó a seguir caminando. El exsecretario de Seguridad rompió en lágrimas y abrazó a su madre.
Mientras se define el tema de si avala o no una fianza, García Luna permanecerá detenido, en un sitio desconocido.