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La familia de Sabiné Melchor Ruiz, estudiante de 14 años, se dedica a la reparación de celulares. Desde que entró a la secundaria, su mamá la animó a ingresar al taller de robótica y, posteriormente, a dedicarse a alguna carrera relacionada con la tecnología, porque sabe que en el futuro su hija tendrá mejores perspectivas económicas.
Para Sabiné, alumna del taller de robótica en la Escuela Secundaria Técnica 5 Rafael Dondé de la Ciudad de México, su madre ha sido uno de los principales referentes porque le gusta verla reparar cosas o darles un mejor uso a artículos que no tenían remedio.
“Eso me gustaría llegar a ser, por eso quiero estudiar algo relacionado con la tecnología. Mi mamá también me dijo que estas carreras son mejor pagadas”, confiesa.
“Creo que todos tenemos la capacidad de esforzarnos para dedicarnos a lo que nos gusta, porque ninguna carrera es fácil, que algo sea complicado no quiere decir que no pueda hacerse. Creo que las niñas tenemos el empeño de querer hacer algo, somos obstinadas. Es irrelevante pensar que por ser mujer no puedo hacer algo”, asevera.
De acuerdo con datos de la prueba PISA que elabora y aplica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en México 9% de las mujeres eligen carreras STEM (científicas, tecnológicas, de ingeniería o matemáticas), a pesar de que son las mejor pagadas. En comparación, 28% de los hombres las estudian.
“Estos resultados son principalmente producto de estereotipos y expectativas, más que de diferencias en el desempeño escolar en ciencias y matemáticas”, destaca la organización internacional.
“Los niños y adolescentes están expuestos a estereotipos de género en sus ambientes más cercanos, como en sus familias, la escuela, los medios y la cultura popular. En la mayor parte de los países occidentales, los hombres tienen poca participación en empleos relacionados con actividades de cuidado como la salud, educación básica y trabajo doméstico, mientras que las mujeres tienen poca representación en empleos de alto perfil como posiciones de liderazgo y en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas”, precisa el estudio.
Las mujeres tienen poca representación en empleos de alto perfil como posiciones de liderazgo y en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, precisa la OCDE. Foto: Archivo El Universal
Para la OCDE no es sorpresa observar que las expectativas de los adolescentes de estudiar este tipo de carreras se reflejan en dichos estereotipos de género. Itzel Miranda Leyva Ortiz, también de 14 años, presentó un prototipo de un juego de sillas voladoras a escala, que funcionan a través de un motor que diseñó con sus compañeras de equipo, sólo construirlo le tomó dos semanas.
A Itzel le interesa la informática porque le gusta comprender el funcionamiento de las computadoras, explicó. Aspira a convertirse en médica porque le gusta la ciencia y quiere ayudar a personas que no tengan recursos a recuperar su salud. Lamenta que algunos estereotipos como los que identificó la OCDE puedan llegar a afectar las aspiraciones profesionales de niñas como ella.
“Creo que la limitación que podemos llegar a tener son los estereotipos, pero también creo que hombres y mujeres tenemos las mismas habilidades y capacidades para estudiar lo que nos gusta, no por ser mujer deberías dejar de hacer lo que te interesa”.
La situación se refleja en la prueba PISA 2018, cuyos resultados se dieron a conocer el mes pasado: en lectura, las adolescentes mexicanas superaron a los varones con 11 puntos, por debajo de los 25 obtenidos en 2009; el promedio de la OCDE fue de 30.
En la prueba de matemáticas, los niños aventajaron a las niñas por 12 puntos y aunque ellas tuvieron un mejor desempeño que los varones en ciencia, puesto que les sacaron dos puntos de ventaja, también mostraron una menor confianza en sus habilidades.
Por ejemplo, en promedio, en los países de la OCDE, sólo 5.2% de las mujeres reconoció que le gustaría estudiar una carrera o encontrar un empleo en los campos de ciencia e ingeniería, mientras que 12% de los niños tienen esta aspiración. Lo mismo ocurre con los empleos relacionados con las tecnologías de la información y la comunicación, en los que 0.4% de adolescentes de último año de secundaria y preparatoria mostraron interés, frente a 4.7% de los encuestados varones.
En México, la brecha entre hombres y mujeres que desean estudiar una carrera en ingeniería es una de las más grandes de la OCDE; es de 15% entre unos y otros.
Con emoción, Yareni, de 14 años, manipula un prototipo mecánico que construyó y elaboró en el taller de robótica. A través de un mecanismo en el cual trabajó durante dos meses, su prototipo es capaz de encender una serie de leds por sí mismo.
Vestida con su uniforme color café, la adolescente cuenta que todavía no tiene idea de la carrera que desea estudiar o a qué profesión se dedicará, pero su sueño es dedicarse a la ciencia. Le enojan los prejuicios y que se piense que las mujeres tengan menos oportunidad o capacidad para esta rama.
“Me gusta la informática, me llama la atención aprender a programar. Creo que no sólo porque la ciencia o la ingeniería sea algo que hacen mayormente los varones, una mujer no lo pueda hacer e incluso en algunos casos hasta mejor. La ciencia me llama la atención, pero hay muchos obstáculos como entrar a una buena prepa y los estereotipos en contra de las mujeres”, considera.
A través de la PISA, la OCDE ha detectado que existe un sesgo de género que impacta primero en las aspiraciones profesionales de los adolescentes y luego en las elecciones de carrera, lo que puede llegar a tener consecuencias “adversas” para ellos y para el país.
Ante esta situación, la OCDE aplica en México la iniciativa Niñas STEM México, la cual busca “fomentar la educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en las niñas y jóvenes mexicanas, con el fin de combatir los estereotipos de género y lograr un crecimiento económico más inclusivo”.
La iniciativa se ha desarrollado en siete ciudades del país: Mexicali, Ciudad Juárez, Monterrey, Guadalajara, Irapuato, Ciudad de México y Mérida, para llevar charlas, talleres y mentorías con mujeres que han triunfado en la ciencia a más de 3 mil niñas y fomentar el interés en las carreras científicas.
El tema va más allá de las capacidades y está más cercano a los estereotipos, se nota desde la primaria. Los empleos “soñados” de los niños tienen poco que ver con las necesidades del mercado laboral y están relacionados, frecuentemente, con estereotipos que ven en la televisión y el cine, y en las profesiones de los adultos que los rodean.
Esto encontró el estudio Drawing the future, de la organización internacional Education and Employers y la OCDE, la cual analizó 20 mil dibujos de niños de primaria de 20 países del mundo, entre ellos México.
El estudio encontró que en México las aspiraciones de los niños entre siete y 11 años de edad están basadas con frecuencia en
estereotipos de género. Los niños anhelan ser doctores mientras que a las niñas les interesa ser veterinarias.
Las 10 carreras que más prefieren las niñas son veterinaria, maestra, diseñadora de modas, médica, deportista, músicas, artistas, especialista en belleza, policía y chef.
“Los empleos más populares entre los niñas mexicanas [es] el de maestra, se encuentra entre los empleos más deseados, pero no se encuentra entre los primeros 10 empleos preferidos por los niños”, puntualiza el reporte.