Para expertos en imagen pública y consultores políticos, hay un antes y un después en el look de Andrés Manuel López Obrador como candidato y ahora como virtual presidente electo.

Tras ganar la elección presidencial, aseguran, el político de Tabasco ha optado por una apariencia más institucional, más pulida, tanto en su vestimenta, arreglo de su cabellera e incluso en su lenguaje verbal, que va de acuerdo con un jefe de Estado.

Ven positivos los cambios en su apariencia y en la actitud del aspirante presidencial ganador, porque “nadie quiere a candidatos eternos”.

Xavier Domínguez, estratega y publicista político, asegura que es claro que hay un antes y un después en la apariencia de López Obrador.

“Hace honor a la frase de que en campaña poesía y al gobierno prosa, y lo que estamos viendo es la prosa política, que es el momento de hacerlo. Desde luego, tanto el tono como la propia actitud frente a los medios es otra, de candidato a virtual presidente electo”, señala.

Domínguez, presidente de la consultora Wish&Win, explica que los principales cambios que ve en López Obrador recaen en su formalidad, con el riesgo que eso tiene de perder espontaneidad.

“Yo no hablaría de un gran cambio en su manera de vestir, pero sí hay un tema de actitud incluso en el lenguaje. Esas enormes pausas que hacía en campaña..., sin ser el político más fluido, ha pasado a tener mayor fluidez en sus mensajes”, indica.

Opina que su estratega es él mismo, una persona que conoce a la perfección la técnica del marketing: por ello, todo lo que hace es atendiendo a un plan que él mismo definió.

Dana Landa, asesora en imagen y fundadora de Coach Marca Personal, dice que López Obrador en campaña tenía una imagen más natural, sencilla, que lo hacía más cercano al pueblo mexicano, porque usaba ropa casual y el cabello natural y sin gel.

“Su peinado no cambió, pero ahora le pone gel. Vemos a un López Obrador como virtual presidente electo con una imagen que está a la altura de un jefe de Estado. Todavía no toma la Presidencia, pero ya se está reuniendo con secretarios de Estado y embajadores, él ya está en su papel con una imagen más pulida, con trajes a la medida, con su cabello mejor peinado”, afirma.

Alicia Alarcón, especialista en imagen, afirma que su apariencia es menos desaliñada, pero también hace hincapié en que seguirá siendo el mismo, con la misma ropa.

“Siempre ha sido un hombre muy hábil para la imagen pública porque cambia su vestuario según en donde esté, pero ahora se ve más congruente, el problema es su mensaje. Ya no puede insistir en los términos de ‘la mafia en el poder’, lanzarse contra el INE o contra ‘la prensa fifi’, tiene que entender que es el presidente de todos y tiene que aprender a conciliar”, indica.

Asegura que el morenista siempre ha vestido con ropa de marca, “ni siquiera se disculpa por traer un traje Prada, yo lo veo mucho más alineado, sin su ‘gallito feliz’ (pelo desaliñado), con el cabello mejor cortado”.

Cambios notorios. Cada vez que el virtual presidente electo se reúne con un representante de gobierno extranjero, opta por cambiar de imagen, en particular el cabello.

En sus encuentros con Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos; la secretaria de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, y ahora con el embajador de China en México, Qiu Xiaoqi, ha optado por un estilo más alineado.

El pasado lunes 23 de junio, en una conferencia de prensa, mientras se alisaba el cabello dijo: “Ya hasta se me están parando los pelos. No son las canas, que son muy rebeldes, no crean que es fácil acomodarlas, ni con moco de gorila [gel]”, arengó mientras le caía una cascada de fotografías.

Como jefe de Gobierno de la Ciudad de México hasta presumía su “gallito feliz”, un mechón desaliñado.

Domínguez asegura que en política nada es casual. “Es evidente que desde hace mucho utiliza la imagen de Juárez. En las primeras imágenes como virtual presidente electo sale con Juárez detrás; él sabe lo que está haciendo, sin lugar a dudas”, asevera.

Landa coincide en que lo primero que se asocia a López Obrador es con el presidente Benito Juárez, porque en todas las fotos dentro de la casa de transición toman como referencia al Benemérito de las Américas.

“No creo que quiera copiarlo [en su peinado], simplemente tiene una imagen más pulida”, opina.

Dice que como jefe de Gobierno presumió su “gallito feliz” porque con eso se mantenía cerca a la gente.

“En general, los cambios le van a beneficiar a López Obrador”.

Domínguez ve positivos los cambios. “La gente lo eligió para ser presidente no el eterno candidato”.

Alarcón no ve similitud entre Juárez García y López Obrador, “quizá usó más gel para verse más institucional, pero lo que le sirve es su imagen natural” y eso es positivo.

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