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El salón está a toda su capacidad, el pesar de los asistentes se percibe en el ambiente, todos escuchan con atención las palabras de aliento de los médicos como si se tratara de un antídoto para aliviar el dolor físico y emocional que les produce el cáncer.
La pesadumbre y los malestares que origina la enfermedad hermana a las 40 personas que durante 30 minutos intercambian experiencias, se apoyan y se ven reflejados en el otro, en la lucha por sobrellevar su padecimiento.
“Sabemos que la luz se va a apagar, pero queremos que lo haga sin dolor”, es como José de Jesús Salvador Villafaña Tello, titular de la Clínica del Dolor en el Centro Médico Nacional Siglo XXI define su labor al frente de esta unidad, que en un año atiende a 120 mil pacientes con cáncer, así como a sus familiares para darles un tratamiento integral.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el mundo hay 40 millones de personas con cáncer, de las cuales 81% no recibe cuidados paliativos. En México, cada año se detectan 190 mil casos, de acuerdo con el Instituto Nacional de Cancerología.
Bajo el lema “Yo soy y voy a”, la OMS conmemora este 4 de febrero el Día Mundial contra el Cáncer, con un llamado a la sociedad a comprometerse para reducir la carga que representa la afección que mata a 14 de cada 100 mexicanos, según la Secretaría de Salud (Ssa).
A la Clínica del Dolor del Hospital de Oncología acuden pacientes que presentan molestias severas derivadas de los tratamientos para esta enfermedad como náuseas, vómito, estreñimiento, diarrea, dificultad para respirar y fatiga, entre otros, o bien aquellos que ya no responden a las quimioterapias, radioterapias o fármacos, explica Villafaña Tello.
Brindar una atención que abarque los malestares físicos y emocionales es tarea de los cuidados paliativos, los cuales son definidos por la OMS como aquellas medidas que “previenen y alivian el sufrimiento a través de la identificación temprana, la evaluación y el tratamiento correctos del dolor y otros problemas, sean de orden físico, psicosocial o espiritual”.
La familia, pilar en el cuidado. Recostada sobre una camilla a la espera de que le inyecten sus medicamentos, Juana Vargas cuenta que llegó a un hospital de traumatología para atenderse el desgaste que presentaba en la pelvis, pero los médicos le detectaron cáncer.
“Fue una sorpresa, me iban a operar la cadera, tengo desgastada la pelvis, me iban a poner una prótesis, pero cuando llegué a la cita me dijeron que no lo harían porque tenía un tumor, uno que no se ve, no se sabe dónde está”, dice.
Se trata de un cáncer primario no conocido, detalla Villafaña Tello, este tipo de neoplasia afecta los huesos, en especial la cadera, pero se desconoce la ubicación de la célula cancerígena. “Hay pacientes que fallecen y nunca se les encuentra el diagnóstico, el pronóstico de entrada es malo porque no hemos identificado la zona en la que se ubica el cáncer”, lamenta.
Desde que se enteró, en agosto, de su padecimiento, el proceso de aceptación de Juana y su familia ha sido difícil, pero acudir a la Clínica del Dolor le ha cambiado la perspectiva sobre su enfermedad, así como la manera de afrontarlo.
“La familia es muy importante para todo paciente, lo primordial es que se sienta amado por la familia si no, no puede uno avanzar. A veces vemos a un familiar con cáncer y no queremos ni tocarlo, creo que el apapacho es lo más importante para ellos, para que salgan adelante”, asegura Guadalupe Arellano Osorio, tía de Juana, quien la acompaña a sus terapias.
La mujer, de 57 años, no toleraba que alguien se acercara a su pierna izquierda, aun sin encontrar el tumor, era la zona que más molestia le causaba, por eso llegó a la Clínica del Dolor.
“Aquí me dan medicamentos, me inyectan y en poco tiempo se me calman las dolencias, ahorita he estado boca arriba desde las cuatro de la mañana y antes no aguantaba ni cinco minutos, el dolor era insoportable, no aguantaba que nadie estuviera cerca, nos ha ayudado mucho venir aquí".
Sin capacitación para atender dolor crónico. Ángel Iván Orlando Rubio Gayosso, jefe de la sección de estudios de posgrado de la Escuela Superior de Medicina del IPN, destaca que no hay una capacitación en las escuelas de medicina en los cuidados paliativos, lo cual es grave ante el aumento de los pacientes con enfermedades crónico-degenerativas, por lo que en los tres niveles de atención se requieren más médicos especializados en esta área, que ofrezcan un trato digno.
“Al día de hoy no existe un programa que atienda este tipo de pacientes, el Instituto Nacional de Salud Pública creó en 2015 un documento que establece que ante la falta de especialistas conmina a las instituciones académicas a generar programas de este tipo, el IMSS, el Instituto de la UNAM, participamos en la actualización de la guía de cuidados paliativos que publica el Consejo de Salubridad General”, indica.
Ante el déficit de especialistas en cuidados paliativos, a partir del 1 de marzo se abrirá una residencia, avalada por el IPN, dedicada a la capacitación en esta área de la medicina, la Clínica del Dolor será la sede.
Villafaña Tello estima que en México hay sólo mil 200 médicos especializados en cuidados paliativos, y coincide con Rubio Gayosso acerca de que esto es grave, debido al incremento de padecimientos con dolor agudo.
“Tenemos que sensibilizar y capacitar, esto es una labor titánica. La gente llega a esta clínica porque tiene dolor severo, entonces los médicos, psicólogos, tanatólogos y trabajadores sociales deben ofrecer una atención personalizada, respetar la individualidad del paciente y sus decisiones y, sobre todo, no abandonarlos”, dijo.
Opioides, varados en laboratorios por desinformación. Los cuidados paliativos son un tema pendiente en la agenda sanitaria, no sólo por la falta de formación de expertos en el tema, sino por la falta de información y el difícil acceso a los opioides como morfina, tramadol, oxicodona, hidrocodona y fentanilo, que funcionan como analgésicos y alivian el dolor agudo o crónico.
Días antes de concluir la administración del ex presidente Enrique Peña Nieto, el entonces titular de la Cofepris, Julio Sánchez y Tépoz, admitió que a pesar de que existe un manejo integral de cuidados paliativos, se presenta un problema de acceso a fármacos que sirven para paliar el dolor.
“Las farmacias en México no tienen acceso suficiente a medicamentos controlados, debimos haber visto que esto fluyera más, por ejemplo, de morfina hay 85 mil unidades en el país, pero están en los laboratorios y esto tiene que ver con la capacitación profesional, porque los médicos no los prescriben por falta de información, pues temen crear una adicción”.