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Tepalcatepec, Mich.— Todavía no aparecen los rayos del sol cuando los habitantes de este municipio salen a patrullar. Ante la falta de apoyo de las autoridades estatales y federales decidieron retomar las armas y defender a sus familias.
“No somos delincuentes. Somos productores, comerciantes, padres de familia que, aunque les duela, estamos haciendo el trabajo de seguridad del gobierno”, afirman
Después de cinco años, dicen, volvieron a las calles para evitar que el narco los mate. Desde jóvenes hasta personas de avanzada edad se turnan en grupos nutridos para impedir desde el cerro, donde han instalado sus trincheras, que se les meta “la maña”.
Señalan que prefieren morir de pie, que ver arrodillados cómo matan a sus hijos, esposas, padres o hermanos.
Caminan varios kilómetros hasta la parte serrana de la frontera con Jalisco. Sus rostros son de tensión, pero de repente sueltan alguna broma. Se persignan desde que salen de sus casas y sus familiares les echan la bendición, puesto que van con la convicción de que puede ser la última vez que los vean con vida.
En el cerro, donde han instalado sus trincheras, jóvenes, adultos y personas de avanzada edad se turnan en grupos.
La ayuda para reforzar la seguridad no llega y piensan que no llegará, porque, señalan, “no es la tierra del presidente Obrador ni la del gobernador Silvano”.
Pertrechados con rifles AK-47, AR-15, escuadras de diferentes calibres y escopetas, los pobladores salen a patrullar. Caminan varios kilómetros hasta la parte serrana de los límites con Jalisco.
“No somos criminales. Somos productores, padres de familia, hijos y hermanos, que, aunque les duela, estamos haciendo el trabajo de seguridad que le compete al gobierno”, afirma un jornalero, quien con botas de hule y ropa desgastada, pero con andar firme, abraza con orgullo su arma.
Para poder realizar sus tareas de vigilancia se mueven entre ramas, arboledas, arbustos y zanjas.