“Alcohólico”, “escandaloso”, “prepotente”, “agresivo” y a quien le gustaba hacer gala de influyentismo, así es como definía la Dirección Federal de Seguridad (DFS), antecesora del Cisen, a Arturo Durazo Moreno, extitular de la Dirección de Policía y Tránsito del entonces Departamento del Distrito Federal, cuya vida íntima fue espiada al grado de relacionarlo con la vedette Olga Breeskin.

 

En el expediente que se encuentra en el Archivo General de la Nación se detalla el seguimiento que hizo el Estado mexicano sobre El Negro Durazo durante 31 años, de 1954 a 1985, y donde se tenía un completo informe de todos los ámbitos, desde el aspecto político y financiero hasta su vida sexual y sentimental.

En un reporte con el folio 243090 se detalla que Arturo Durazo Moreno nació el 19 de octubre de 1918 en Cumpas, Sonora; que cursó estudios en una escuela militarizada y que debido a la amistad que tenía con José López Portillo pudo obtener el puesto de titular de la policía en la Ciudad de México de 1976 a 1982.

“Sus relaciones fueron excelentes hasta que terminó el periodo administrativo del presidente López Portillo”, señala el reporte.

Extorsionaba a pulqueros. En el expediente se detalla que el 18 de marzo de 1954, es decir, 22 años antes de que fuera titular de la policía capitalina, fue detenido por conducir un auto reportado como robado y, un año después, como agente aduanal, se reporta que detenía camiones de pulque para extorsionarlos.

El reporte de la DFS señala que el 10 de abril de 1971 el entonces secretario de Gobernación, Mario Moya Palancia, recibió una carta donde se denunció que Durazo Moreno tenía nexos con una mujer que prostituía a personas en la Ciudad de México y que se dedicaba al contrabando de bebidas alcohólicas y drogas.

En otro reporte, fechado el 26 de abril de 1986, un agente de la DFS detalla que tras un seguimiento personal hecho a Durazo Moreno un día en julio de 1981 éste llegó a su casa ebrio e insultó a su esposa Silvia Garza, a quien ofendió con palabras “obscenas” y la metió a su recámara para golpearla.

El documento señala que tras este hecho su esposa abandonó al general y se fue a radicar a Canadá, “por lo que actualemente su vida familiar no es normal, ya que se sabe que el general Durazo tiene relaciones con la artista Olga Briskin (sic), por lo que también su señora esposa se niega a regresar con él”.

En otro reporte se asegura que Laura Arroyo, que había sido jefa de edecanes del presidente López Portillo, era su amante, pero también se informa que su esposa tuvo una relación extramarital con un hombre al “que Durazo mandó desaparecer en Zihuatanejo”.

En el mismo documento se afirma que el general era dueño de 40 autos último modelo, algunos de ellos extranjeros, además de que también era propietario de siete camionetas de lujo.

Orden de matar a asaltabancos. En un reporte fechado en 1980 se señala que un alto mando de la Dirección de Policía comunicó a elementos de la institución que el entonces titular de la policía se “había echado” el compromiso con el Ejecutivo federal de acabar con los “asaltabancos” y que dio la orden de matar a todo aquel asaltante que cayera en los separos de la División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia (DIPD), creada por Durazo.

“ Se hace notar que tales medidas de Durazo Moreno para desaparecer asaltantes fueron aceptadas plenamente por el Presidente”.

En el informe final hecho en 1985 se detalla que su fortuna ascendía a varios millones de dólares, además de que, debido a los escándalos de corrupción, Durazo no gozaba de popularidad dentro de los círculos políticos del país.

“Actualmente no goza de popularidad política alguna a causa del alto nivel de corrupción que se presentó cuando se encontraba al frente de la Dirección de Policía y Tránsito de la Ciudad de México”, dice el texto.

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