La rebelión de policías federales por supuestos malos tratos y su rechazo a incorporarse a la Guardia Nacional confrontó al expresidente Felipe Calderón con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Mientras las negociaciones con los inconformes fracasaron por segundo día, los policías mantuvieron tomado el Centro de Mando en Iztapalapa y bloquearon las autopistas México-Quéretaro, México-Cuernavaca y México-Pachuca, así como el Periférico oriente.

Al cumplirse las primeras 24 horas del conflicto, ayer por la mañana López Obrador ordenó una investigación a fondo en la corporación policiaca. Asentó: “Cuando hablo de mano negra es que los que ayer dirigían el movimiento no trabajan en la Policía Federal, son organizaciones de otro tipo”.

Más tarde, Alfonso Durazo, secretario de Seguridad, sugirió en conferencia de prensa que Calderón está detrás de las protestas. Dijo que la prueba más clara es que “uno de los que se asume como representante de los policías inconformes ha propuesto que el expresidente Calderón sea su representante sindical”.

En un video, Calderón negó lo que llamó una “cobarde insinuación” desde el gobierno federal y exigió al Presidente y a Durazo que presenten pruebas o retiren “las calumnias”. También pidió a López Obrador que escuche las razones de la protesta de los agentes.

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