Este lunes por la tarde, grupos de jóvenes armados con piedras, cohetones, y bombas molotov atacaron a estudiantes del CCH Azcapotzalco y otros planteles de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que se manifestaban en forma pacífica en la explanada de la Torre Rectoría para exigir solución a su pliego petitorio y que resultó con varios estudiantes heridos.

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(Foto: Cortesía Diego Uriarte)

Estos jóvenes fueron identificados por el propio rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers como integrantes de los grupos conocidos como “32”, del CCH Azcapotzalco; “3 de marzo”, del CCH Vallejo; la “Federación de Estudiantes de Naucalpan”.

Pero, ¿sabes desde cuándo operan estos grupos y por qué el nombre de "porros"?.

El origen de estos grupos y del calificativo de "porros" se remonta, según Imanol Ordorika, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, a finales de los años 50, donde convergieron la tradición de violencia y pandillerismo universitario de los grupos conservadores tradicionales, con las formas corporativas y autoritarias del Estado mexicano.

En su investigación "Violencia y porrismo” en la educación superior en México", Ordorika detalla que para la década de los cincuenta se constituyeron las federaciones estudiantiles a imagen y semejanza del aparato de control sindical de ese tiempo y es cuando adquieren el calificativo de "porro".

"Las conexiones estrechas entre estos grupos de pandilleros, al servicio de las autoridades universitarias y el gobierno, con los equipos de futbol americano y sus animadores, dieron lugar al calificativo de “porros” con el que se les conoce hasta nuestros días".

El ex dirigente estudiantil del CEU considera que tras el movimiento estudiantil de 1968 las grandes federaciones que habían existido desaparecen pero con la represión se multiplicaron los grupos de pandilleros y provocadores.

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(Foto: Cortesía Diego Uriarte)

"El porrismo de la capital adquirió rasgos más violentos; se hizo más presente en muchas escuelas y facultades no sólo a través de actos de provocación, delación y control, sino también en actos puramente delictivos como robos y atracos, hostigamiento sexual y golpizas frecuentes. Siguió siendo cobijado y utilizado con fines políticos por autoridades de distintos tipos, mantuvo su asociación a las actividades deportivas de los planteles y se expresó frecuentemente en las competencias al interior de las escuelas y entre las grandes instituciones".

Imanol Ordorika señala que el porrismo mantiene tintes políticos, de carácter provocador y delincuente de estos años "es el que se ha arraigado más en la percepción de la sociedad y el que está más asociado al calificativo de porro aún hasta nuestros días".

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