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En el cuarto día de protestas de los elementos de la Policía Federal, los uniformados se despidieron de la institución que les brindó empleo por más de 10 años.
Desde muy temprano, los activos dejaron claras dos cosas: que la vida de esta dependencia federal llegó a su fin y que ellos no quieren seguir trabajando para la administración pública.
“Seamos claros: la Policía Federal ya terminó, compañeros. Por lo que debemos luchar es por nuestra indemnización, un dinero que nos sirva para invertirlo en un negocio”, dijo un policía.
Los elementos rechazaron ser transferidos a otra dependencia, pues argumentaron que no cuentan con algunos requisitos para trabajar en el gobierno, y expresaron que no tener una licenciatura los podría exponer a ser despedidos en el futuro.
Aunque los presentes insistieron en la necesidad de recibir su indemnización, ningún funcionario les brindó una respuesta positiva por esa petición.
Durante más de ocho horas, y bajo los rayos del sol, se quedaron esperando a Ricardo Mejía Berdeja, subsecretario de Seguridad, quien participó en las mesas de diálogo, pero se negó a hablar frente a los cientos de policías que exigían una respuesta.
La tensión y el temor también predominaron en el Centro de Mando de la Policía Federal. Algunos manifestantes no sólo se dedicaron a abogar por sus derechos, también cuidaban que no hubiera ningún infiltrado.
Alrededor de las 15:00 horas de ayer se corrió el rumor de que uno de los voceros del movimiento había recibido una amenaza de muerte y eso puso en alerta a todos sus compañeros. “¡Policía Federal, proteger y servir a la comunidad!”, era el grito que los manifestantes exclamaban para mostrar su unión.
En la despedida de la dependencia también participó el colectivo Familias Unidas, conformado por las esposas de los uniformados, quienes decidieron abandonar el Centro de Operaciones ante la falta de acuerdos. “Estuvimos desde el miércoles apoyando, pero como las mesas de negociación no avanzan, decidimos retirarnos.
“Es una lástima que la Policía Federal desaparezca así, sin que se reconozca todo lo que ha hecho por nuestro país”, dijo Vanesa Hernández en entrevista con EL UNIVERSAL.
Algunas de las integrantes de Familias Unidas lloraron al abandonar las instalaciones, momento que fue acompañado por el himno de la dependencia.
Mientras las mesas de diálogo ocurrían al interior del edificio de Fuerzas Federales, los policías reclamaban que el Presidente los tachara de “corruptos”.
“¿Si estamos podridos para qué nos quiere en la Guardia Nacional? ¿Por qué debemos enseñarle a los militares cómo hacer una puesta a disposición?”, reclamó un policía tercero que prefirió omitir su nombre por cuestiones de seguridad.
Los comentarios del Mandatario demostraron que lo que más le duele a los federales no es el cierre de su institución, sino que se les haya hecho menos que a las policías Militar y Naval.
“Hemos tenido cursos internacionales en Argentina, hacíamos cursos en derechos humanos, prácticas y técnicas para actualizarnos constantemente”, señaló otro elemento de la División de Fuerzas Federales.
Estas son algunas de las voces que aún se escuchan en el Centro de Operaciones, donde en las próximas horas se reanudarán las negociaciones para definir cómo se llevará a cabo la liquidación de la Policía Federal.