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La Línea, la organización delictiva señalada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) como probable responsable del asesinato de nueve miembros de la colonia LeBarón, era, hasta principios de 2017, considerada un brazo armado del Cártel de Juárez, hasta que una traición dentro del grupo se impuso e inició su transformación a Nuevo Cártel de Juárez (NCDJ).
Ese grupo armado fue fundado por Juan Pablo Ledezma Rodríguez, El JL, y financiado por el fundador y líder del Cártel de Juárez, Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy.
El objetivo era combatir al Cártel de Sinaloa en Ciudad Juárez, Chihuahua, así como en El Paso y San Antonio, Texas.
Actualmente, en Ciudad Juárez los brazos armados de La Línea son dos pandillas: Los Mexicles y Los Aztecas. En Chihuahua capital operan para el NCDJ sólo Los Aztecas.
El NCDJ es liderado por Jesús Salas Aguayo, El Chuyín, recluido en el Centro de Reinserción Social número 3 de Ciudad Juárez. En el área serrana de Chihuahua el líder es identificado como César Manjarrez Alonso, el H2. En Namiquipa y Bachiniva, Chihuahua, fuentes de seguridad consultadas señalaron a Gustavo Chávez Villa, El Máster, como el dirigente local. El Nuevo Cártel de Juárez llamó la atención de las autoridades cuando en 2017 empezó a reclutar mujeres jóvenes, quienes eran enviadas a Estados Unidos como mulas y explotadas sexualmente, lo que levantó alertas.
Su principal rival en la región son Los Salazar, quienes están al servicio de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán y de Ismael El Mayo Zambada.
Son considerados el brazo armado del Cártel de Sinaloa, y desde hace más de 10 años se mueven entre los límites de Sonora y Chihuahua, donde mantienen una férrea disputa con La Línea por el control de la frontera con el estado de Arizona para el traslado de opioides a Estados Unidos.
“En el fondo el pleito es por la frontera y las posibilidades de cruce de los opioides que demandan en Estados Unidos”, señaló a EL UNIVERSAL un exmando de la extinta Policía Federal.
Aseguró que la comunidad mormona, ubicada en la región serrana entre Sonora y Chihuahua, “siempre ha representado una dificultad” para las operaciones de dichos grupos criminales, causantes de decenas de muertos en la zona noreste del país.
De acuerdo con autoridades, Adán Salazar Zamorano, Don Adán, actualmente preso y quien fuera lugarteniente de El Chapo, fundó en los años 90 a Los Salazar, quienes con el paso del tiempo controlaron la siembra, producción y trasiego de droga en la frontera de Sonora y Chihuahua.
La familia Salazar es originaria del municipio de Chínipas, Chihuahua, y el grupo está encabezado por Crispín Salazar Zamorano, identificado por el gobierno federal como el principal operador del Cártel de Sinaloa en la frontera de Sonora con Arizona y Nuevo México, quien controla el corredor de droga en la frontera de Sonora con Estados Unidos.
En los últimos meses se han caracterizado por asesinar e incendiar las viviendas de sus víctimas, como el caso que ocurrió en septiembre en el municipio de Empalme, Sonora, donde tras secuestrar a una persona prendieron fuego a su vivienda con dos niños adentro; uno de ellos murió.
Otro grupo delictivo en la región es el liderado por Francisco Arvizu, El Jaguar, líder de Gente Nueva, que opera en Agua Prieta, Sonora, muy cerca de donde ocurrió el asesinato de las tres mujeres y los seis niños de la familia LeBarón.
Incluso, fuentes señalan a Martín Encinas, jefe de plaza de El Jaguar, como presunto autor material del ataque.