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“Tú eres hombre, perteneces al campo”, escuchaba Alberto cuando recorría las calles de su natal Aldama, en Chiapas. “No llores, demuestra tus talentos, no estás haciendo nada malo”, se consolaba a sí mismo mientras se dirigía a casa para que su madre le enseñara a hacer lo que soñaba desde pequeño: tejer en telar de cintura.
Desde entonces, el talento y la perseverancia del joven de 31 años han hablado por sí solos.
En febrero, Alberto López Gómez participará en el Fashion Week de Nueva York, uno de los eventos más importantes de la industria de la moda en el mundo
El joven relata que tenía 25 años cuando puso fin a sus días como agricultor y enfrentó los estereotipos de género arraigados en la comunidad tzotzil a la que pertenece: “Tardé mucho en decirle a mi mamá que quería aprender a trabajar en telar de cintura, pero cuando lo hice, aunque se sorprendió porque ningún hombre lo hacía, me apoyó desde el primer momento”.
Pese a las críticas y señalamientos, y maravillado por el trabajo que elaboraban las mujeres de su comunidad —como su madre y sus hermanas—, Alberto dibujó su camino en el mundo textil.
En entrevista con EL UNIVERSAL, dice que su objetivo siempre ha sido la difusión y dignificación de huipiles, vestidos, bordados y de más artesanías tzotziles.
Alberto tenía 25 años cuando puso fin a sus días como agricultor y enfrentó los estereotipos de género.
“Me tenía que encerrar en mi casa a trabajar para que la gente no se burlara de mí. Me criticaban porque no estaban acostumbrados a ver a un hombre tejiendo, pero yo intentaba no escuchar” recuerda.
Todos los días se levantaba a las 6:00 horas para tejer y bordar en jornadas que duraban hasta 14 horas, lo que le permitió desarrollar y perfeccionar sus habilidades de confección, colorimetría y diseño.
Con el apoyo de su familia, Alberto partió a San Cristóbal de las Casas, lugar que por el alto flujo de turistas representaba una oportunidad para echar a andar su sueño.
“Cuando me fui para allá [a San Cristóbal de las Casas] fue difícil. Dormía en el piso o arriba de mis prendas, sin chamarra ni cobija. Me costó mucho trabajo”, recuerda.
Meses después, el joven conoció a dos chicas en una exposición de productos locales, quienes le ofrecieron espacio en una galería para exhibir y vender sus tejidos.
En ese espacio, el chiapaneco encontró, por fin, el lugar que necesitaba para desarrollar su marca de textiles tzotziles. Poco a poco, los diseños de Alberto y su comunidad comenzaron a viralizarse a partir de un video promocional que le hizo un joven de la localidad.
Manteles, bufandas, vestidos de boda, huipiles ceremoniales, monederos y cojines conforman la mercancía que se comercializa en K’uxul Pok’, marca creada por Alberto, que significa “vida y huipil”.
Ahora, el diseñador cobija el trabajo de más de 130 hombres, mujeres y jóvenes tzotziles que llevan sus textiles a la galería, eligen el precio que consideran justo para vender sus productos y después vuelven por sus ganancias, las cuales Alberto les entrega de forma íntegra.
El diseñador vende el trabajo de más de 130 hombres, mujeres y jóvenes tzotziles y les entrega sus ganancias íntegramente.
Este año, el joven está dando un paso más: el 31 de enero viajará a Boston, Estados Unidos, a impartir una conferencia en la Universidad de Harvard sobre la cosmovisión de su pueblo a través de los huipiles.
El 2 de febrero, viajará a Nueva York y dos días después presentará una colección de tejido en telar de cintura en la famosa Fashion Week, dentro de una sección llamada Flying Solo (Volando solo) en la que diseñadores emergentes del mundo presentan sus colecciones.
Alberto dice que él contará con 12 modelos, seis hombres y seis mujeres, que modelarán sus diseños en la pasarela de este icónico desfile.
“Ya está todo listo, estoy muy emocionado de representar a los tzotziles en algo tan importante”, asegura el joven diseñador.