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Elba Esther Gordillo Morales llegó al poder dentro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), la organización gremial más grande de América Latina, de la misma manera en que se fue: a causa de un enfrentamiento con la figura presidencial.
En 1989 Gordillo Morales desplazó a su mentor, Carlos Jongitud Barrios, después de que este se enemistó con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari. El entonces líder moral del sindicato fue forzado a abandonar su postura de poder en medio de las protestas del llamado “magisterio democrático” que dieron paso a la consolidación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Las crónicas de entonces relatan que durante los primeros años de ejercer el control del sindicato, la profesora chiapaneca llegó a confesar: “Quería llegar, pero no así”.
Luego, 24 años después, era Elba Esther Gordillo quien sostenía un enfrentamiento abierto con el gobierno federal a causa de la reforma educativa; se opuso abiertamente a las evaluaciones de desempeño y dijo que el SNTE no permitiría que se atropellaran los derechos de los trabajadores.
Desde Cancún, Quintana Roo en octubre de 2012 le envió un mensaje al entonces presidente electo Enrique Peña Nieto.
El 6 de febrero, el día de su cumpleaños 68 y 20 días antes de su aprehensión, Gordillo Morales adelantó su epitafio en el aniversario de la sección 36 del sindicato, el que sería su último evento público: “Ni amenazas, ni nada me van a intimidar. Para morir nací. Quiero morir con un epitafio: ‘aquí yace una guerrera; como guerrera murió’”.
Después de la captura de Elba Esther, EL UNIVERSAL dio cuenta de la forma en que un puñado de hombres decidió nombrar a Juan Díaz de la Torre como el sucesor de Gordillo Morales; antes de ser nombrado secretario general y presidente del sindicato, el jalisciense soltó en llanto y dijo: “sí quería, pero no así”.