El día después del paro de mujeres nada cambió en la Cámara de Diputados. Ayer, la primavera morada que hubo los días 8 y 9 de marzo terminó cuando la demanda central que había unificado a todas, la de poner fin a los feminicidios, se mezcló con la de despenalizar el aborto.

El domingo, diputadas de todos los partidos marcharon al Zócalo y el lunes se ausentaron de San Lázaro, unidas en el Paro Nacional de Mujeres y con un solo color: el morado. Como el del mosaico que se instaló ayer en San Lázaro, con la leyenda “Mes de las Mujeres y las Niñas”.

Pero en la sesión solemne conmemorativa del Día Internacional de la Mujer las legisladoras volvieron a ponerse sus camisetas de partido a la hora de repartir culpas.

Así, Morena y aliados se confrontaron con la oposición, en particular con el PAN. Y entonces el debate ya no fue cumplirles a las mujeres, sino un reproche sobre qué partido ha encabezado el gobierno más feminicida.

Las coronas fúnebres, las flores blancas con las que el PAN montó la escenografía de su protesta, fueron el motivo de la ira de los morenistas.

“Hoy dedicamos el silencio a las que ya no están”, dijo la panista Madeleine Bonnafoux, al ceder los 10 minutos de uso de la tribuna en honor a las mujeres asesinadas.

Pero la petición cayó en el vacío y diputados de Morena y PT acusaron la “hipocresía” del PAN con una gritería: “¡Asesinos!, ¡asesinos! ¡Hipócritas! ¡A-B-C! ¡A-B-C!”, así como “¿Y las muertas de Juárez?”.

Fracasado el homenaje, la legisladora acusó: “El silencio era para las mujeres que ya no están. Queda claro a quiénes no les importa la memoria de quienes no van a regresar”.

Otras diputadas fueron críticas, pero ninguna hizo mella en el ánimo de Morena, ni siquiera el PRI.

“Sí hay violencia, señor Presidente, y es la violencia institucional”, cuando no hay presupuesto para mujeres, advirtió al Jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, la diputada Guadalupe Almaguer (PRD), quien pidió a Morena reconocer que “el patriarca y el machista está en Palacio Nacional.

“Sin presupuesto, esta Legislatura de la paridad contribuirá a la demagogia”, dijo Verónica Juárez Piña, coordinadora de los perredistas.

México es “cada día más feminicida y [éste] un gobierno que al asesino, al violador y al agresor les ofrece perdón y abrazos”, arengó María Luisa Noroña (PRI).

“Las marchas y el paro ya quedaron en el pasado. Hoy requerimos acciones”, sumó Ruth Salinas, de Movimiento Ciudadano.

Morena guardó la compostura frente a esas críticas. Luego habló la morenista Lorena Villavicencio, quien anunció que su bancada acatará el mandato del verde y del morado: igualdad salarial, erradicación de la violencia feminicida y “vamos sin reserva por el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y sexualidad reproductiva”.

Pero fue cuando regresó a la tribuna el PAN, con Marcela Torres Peimbert, que la 4T volvió a la carga.

Morenistas y petistas ondearon una megatira color verde en todo el pasillo central, símbolo de la despenalización del aborto, demanda que el blanquiazul combate, y generó de nuevo el griterío en las curules.

La riña siguió el resto de la sesión, y más cuando la presidenta de la Comisión de Igualdad, Wendy Briceño (Morena), defendió como postura consensuada la homologación del tipo penal de feminicidio y la despenalización del aborto, asuntos de los que PRI y PAN se desmarcaron.

“Desde aquí promovemos el reconocimiento de la salud de las mujeres, incluidos sus derechos sexuales y reproductivos (…) nuestros cuerpos y vida no le pertenecen al Estado ni a alguien más”, dijo ante un PAN enardecido.

“Unámonos en torno a la causa de la igualdad. En esta lucha lo que nos une es mucho más que lo que nos divide. Hagámoslo por las que vienen, por las que se llevaron y por las que estamos”, trató de conciliar en su mensaje final Laura Rojas, presidenta de la Mesa Directiva. Pero fue inútil, la unidad del 8 y 9 de marzo al parecer quedó en el recuerdo.

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