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Es recordado por la sonrisa que exhibió aquel 31 de agosto de 2010, cuando fue presentado ante los medios de comunicación en el Centro de Mando de la Policía Federal, después de haber sido detenido en el Estado de México.
Ocho años después, quizá ese gesto retador desapareció por completo del rostro de Édgar Valdez Villareal, “La Barbie”, al enterarse de la condena de 49 años de prisión que una corte de Atlanta, Estados Unidos, le impuso por los delitos de tráfico de cocaína y lavado de dinero; así como una multa de 192 millones de dólares.
Valdez Villareal, acostumbrado a grandes lujosos y fiestas, fue jefe de sicarios y después operador financiero del Cártel de los Beltrán Leyva. Se le consideró un delincuente sumamente violento, que desde muy joven escaló posiciones en la carrera criminal.
Era conocido por reír mucho cuando estaba con sus amigos y organizar lujosas fiestas en lugares exclusivos en el puerto de Acapulco, en las que bebía champagne Moët & Chandon, su favorita.
De acuerdo con autoridades, el apodo de “La Barbie” lo recibió de su entrenador de Fútbol Americano, cuando estuvo en Estados Unidos, donde nació, debido a su piel blanca, cabello rubio y ojos claros.
EL UNIVERSAL publicó en septiembre de 2015 que Valdez Villareal se inició al lado de Joaquín “El Chapo” Guzmán y de los hermanos Beltrán Leyva, como parte del círculo de protección que tenían estos capos, quienes en 2008 rompieron su alianza, tras la captura por el Ejército de Alfredo Beltrán Leyva, “El Mochomo”, en la ciudad de Culiacán.
“La Barbie” nació en Laredo, Texas, y desde muy joven llegó a ser jefe de sicarios por su habilidad como negociador y para eliminar a los enemigos del Cártel de Sinaloa. Pasó de ser un simple sicario, al brazo ejecutor de “El Chapo” Guzmán, a través del cuerpo de seguridad denominado “Los Negros”, creado por proteger al Chapo después de que se fugó del penal federal de Puente Grande, Jalisco.
Su perfil de matón le valió que lo nombraran jefe de sicarios del Cártel de Sinaloa en Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde enfrentó a Los Zetas, antiguo brazo armado del Cártel del Golfo.
Datos de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés, señalan que en la década de los 90 “La Barbie” operaba en Nuevo Laredo y Monterrey, para Sinaloa. Ahí logró reclutar sicarios de origen militar y policial.
Tras el rompimiento en 2008 entre el Chapo y los hermanos Beltrán Leyva, Édgar Valdez Villareal optó por apoyar a estos últimos, lo que valió pasar de jefe de sicarios a encargado de tareas de lavado de dinero para el grupo.
Arturo Beltrán Leyva, "El Barbas", quien quedó al mando tras la detención de su hermano, le envió a Guerrero en 2005, para organizar la plaza de Acapulco.
Trascendió que fue encargado de los trasladados de cocaína y mariguana en zonas de Guerrero y Morelos, además de los cultivos de amapola en la zona sur de México.
Su corpulencia física y actitud violenta le ayudaron a convertirse en el principal pistolero al servicio de "El Barbas".
Bajo un fuerte dispositivo de seguridad, “La Barbie” fue extraditado a Estados Unidos en septiembre de 2015 junto con 12 narcotraficantes, entre ellos Jorge Eduardo Costilla Sánchez, El Coss, ex líder del Cártel del Golfo.